Vía de la Plata

Vía de la Plata

El itinerario histórico de la Vía de la Plata iba de Augusta Emerita hasta Asturica Augusta, es decir, de Mérida a Astorga y un recorrido que parecía estar transitado incluso antes de la llegada de los romanos.

Así, se ha relacionado con tartessos y celtíberos, pues de esta forma sería una ruta comercial centrada en el comercio de mercancías como el estaño y la irrupción de los Escipiones en Iberia entonces durante la segunda guerra púnica marcó el inicio del control romano, o sea, que emporiae o Itálica fueron ejemplos tempranos de esta tendencia.

No está claro el punto exacto en que la hoy llamada Vía de la Plata comenzó a existir pues como calzada romana, o sea, Mérida, punto de inicio, data del 25 a.C. y Astorga, como tal, del 14 a.C.

Se cree que la carretera fue promovida principalmente por las dinastías Augusta y Antonina, pues de esta forma, el propio Augusto, Trajano y Adriano habrían sido sus impulsores principales en el siglo I d.C.

Moverse entre norte y sur fue especialmente importante en el cambio de era, ya que por un lado, el sur y las colonias helenas estaban bajo total control, mientras que astures y cántabros regalaron pues una feroz resistencia, o sea, la logística sur-norte era vital, Galicia y castros como Baroña o Santa Trega prestaron así menos oposición a romanizarse.

Según avanzó la época imperial romana, Mérida fue capital de la provincia de Lusitania y por su parte, el caso de Astorga se convirtió en la cabeza del Conventus asturicensis, una jurisdicción legal entonces de la provincia Tarraconensis.

Con Vespasiano, los hispanos adquirieron la ciudadanía romana en la década de los 70 del I d.C. y gracias a ello la península prosperó más que nunca. Las crisis no impidieron que en el siglo III, cuando fue pues descrita en el Itinerario de Antonino, la Vía de la Plata siguiera siendo la más importante de Hispania.

Cuando los bárbaros asaltaron los territorios romanos, las calzadas se tornaron en contra del imperio y así la caída del segmento occidental del siglo V dio paso a la Edad Media. 

Visigodos y suevos hicieron uso de la Vía de la Plata para sus conquistas, pues los herederos germánicos de Roma salvaguardaron esta infraestructura sin poder reproducirla con éxito. No obstante, pese a que sus constructores habían desaparecido, la carretera continuó siendo así un gran nexo de unión en el oeste hispano.

La Vía de la Plata ha levantado muchas polémicas y entre ellas está el origen del nombre, usado al menos desde la transición entre Edad Media y Moderna.

Hay dos teorías principales, pues una se asocia a los árabes, o sea, estos la habrían llamado al-Balat, que hace referencia a un camino de piedras. Deformaciones y cercanías fónicas habrían acabado por hacer que los cristianos usaran “la Plata” para referirse a la calzada. Mientras tanto, hay expertos que defienden que deriva de una denominación romana tardía, Vía Delapidata, por las señales pétreas, miliarios, que así marcaban sus distancias.

También vemos que La Vía Carisa es la inspiración que usa la Ruta de la Plata para llegar al Cantábrico y pasar por León, pues debe su nombre al general romano Publio Carisio, que la mando construir en sus guerras contra los norteños y resulta que conectaba el entorno del Bernesga, cercano a la capital leonesa, con Asturias.

Una calzada romana no era solo un camino pavimentado, o sea, lla Vía de la Plata ha conservado pues elementos suficientes como para poder conocer bien su infraestructura.

Todo esto se planeaba desde el momento de su concepción, o sea, gracias a aparatos de precisión que se usaban a través de ritos, primitivos tiralíneas permitían trazar certeramente la ruta, después se excavaba y plantaban las piedras angulares.

La primera tarea que seguía era apisonar el suelo, una vez hecho esto se superponían capas de material que evitarían socavones y estabilizarían el firme. Abajo del todo se usaban grandes cantos rodados, o sea, el statumen. A continuación se ponía un segmento constituido también con este tipo de piedras pero más pequeñas, como un puño pequeño. Era el rudus. Sobre él, grava y piedrecillas se prensaban dando lugar al nucleus.

En muchos tramos el pavimentum, la capa superior, simplemente consistía en grava y guijarros totalmente compactados, pero en las ciudades y alrededores, sin embargo, se usaban grandes losas encajadas como en un puzle.

Un monolito cilíndrico de granito marcaba cada milla romana, en torno a kilómetro y medio, de la Vía de la Plata, pues superando los dos metros de alto, estos enormes postes estaban grabados.

Así, señalaban el emperador que había promocionado el tramo de calzada, las distancias a varios destinos , los ejecutores de las obras y en ocasiones proclamas políticas y gran cantidad de estas mezclas de punto kilométrico y señales de tráfico han sobrevivido.

El más conocido está cerca de la cacereña Casas de Don Antonio y tenía un hueco que servía entonces como buzón y por eso se le llama miliario “Correo”.

En Carcaboso o Calzada de Valdunciel se muestran restos de estos postes y además, en la última está la fuente Buena, con una estela romana que luce la talla de una mujer.

Precedentes de las ventas y paradores, las mansio eran el último pilar de la Vía de la Plata, o sea, resulta que estos complejos permitían realizar paradas cada 10 a 30 millas, ofrecían comida y cama, además de reabastecimiento para animales o reparaciones en ruta y también cerca solía haber lugares de peor calaña e incluso mutatio, casas de posta para refrescar caballos.

Integradas en el servicio de comunicaciones romano a la perfección, las mansio podían alojar a plebeyos o patricios por igual, pues se conocen las que había en el siglo III gracias al itinerario de Antonino. Sin embargo, no todas se han encontrado físicamente y su situación sigue siendo un misterio.

Pese a ello, se han propuesto correspondencias para las 16 mansio entre Mérida hasta Astorga. La Ad Sorores es la segunda y una de las más conocidas, por estar a la altura del mencionado miliario “Correo” de Aldea del Cano y Casas de Don Antonio. En Cáceres, Garrovillas de Alcórnetar o Galisteo se hallaban las siguientes y esta última localidad destaca por sus perfectas murallas árabes.

La calzada romana vio algunos de los combates más encarnizados entre musulmanes y cristianos, o sea, el nombre de Extremadura deriva de esa condición de frontera.

En un principio, los astur-leoneses lograron que el Duero fuera la línea que marcara la guerra y Zamora, por tanto, era un enclave estratégico vital, pero según el medievo avanzaba, la refundada Cáceres o bien Badajoz se convirtieron en los centros de atención.

En este entorno de continuo conflicto comenzó a emerger una ruta jacobea desde el sur y todavía en el siglo XIII, cuando se conquistó Alcántara o Cáceres y las Órdenes Militares comenzaron a hacerse fuertes en Extremadura, era de una gran peligrosidad.

Esto supuso que no cuente con la solera del Camino Primitivo o el Francés. Sin embargo, se acabaría pues alzando como la mejor alternativa para ir a Santiago de Compostela desde Andalucía.

Gracias a ello sirve como una especie de colector de múltiples vías, algo que marca pues el alma de este Camino de Santiago, o sea, variantes como el Camino Sur desde Huelva o el Mozárabe desde Málaga así expanden actualmente las posibilidades peregrinas a través una serie de extensiones pues perfectamente indicadas, muchas basadas en precedentes romanos.

Fuente: https://espanafascinante.com/historia/via-plata-autopista-romana-occidente-de-hispania/

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