La leyenda del fantasma del Palacio de Bellas Artes

La leyenda del fantasma del Palacio de Bellas Artes

De todos los artistas que han pisado el escenario del teatro principal del magno Palacio de Bellas Artes, destaca uno cuyas melodías no han deleitado a una sala llena, sino, al contrario, a los pasillos desiertos del recinto por las noches.

Se trata del misterioso violinista del palco 33, el cual ha provocado temor y miedo a los veladores y a los empleados que han tenido la dicha o desdicha de escucharlo.

Una de estas historias escalofriantes ocurre en el palco 33 de la sala de conciertos del Palacio de Bellas Artes, en la capital mexicana, ronda una presencia fantasmagórica que se ha convertido así en una de las leyendas urbanas capitalinas más célebres de todos los tiempos.

Se trata de un violinista invisible que, al caer la medianoche, hace sonar su instrumento ante el asombro y miedo de los veladores y empleados que han tenido la oportunidad de escucharlo, o sea, que oculto tras las sombras del palco ofrece un concierto en completa soledad sin importarle que no haya nadie presente para aplaudir su maestría con el violín.

Uno de los personajes más famosos del Palacio de Bellas Artes fue Rafael Galicia, quien trabajó así en este recinto desde dos años antes de su inauguración en 1934 hasta después de cumplidos los 90 años.

Don Rafael afirmaba no creer en presencias sobrenaturales y tenía así una teoría clara respecto al famoso violinista del palco 33: debido a los diversos recovecos entre las paredes de este sitio resulta entonces así que los sonidos del violín quedaban atrapados y era hasta la noche cuando emergían. Sin embargo, se ve que no sólo los sonidos del violín, sino de la orquesta entera, tendrían que percibirse.

¿Pero quién es este fantasma y cómo llegó hasta el palco 33? La leyenda dice que se trata de un director de orquesta que solía escuchar los ensayos desde ese lugar para percibir la música como lo haría pues el público asistente.

Cuando algún instrumento no le gustaba cómo se escuchaba, hacía sonar de manera discordante pues su violín para hacer notar su molestia y cuentan que después de culminar una exitosa presentación, resulta que el director murió detrás del escenario por un infarto, o sea, así a partir de este momento, su presencia desde el palco comenzó a manifestarse ciertas noches a partir de que el reloj marcaba las 12.

Otras fuentes aseguran que se trata del alma de un violinista fallecido en extrañas circunstancias quien sentía especial afecto por el palco 33. Es en él donde ha decidido ejecutar sus melodías preferidas en la completa tranquilidad de la noche.

Empleados, músicos, bailarines y directores han sido testigos, a través de los años, de los sonidos de un violín que resuena desde el más allá.

Para alimentar más la presencia de este misterioso personaje, se dice que cuando un director de orquesta es del agrado del fantasma, le dedica una melodía suave y perfectamente ejecutada. En cambio, si dicho director no cumple con sus gustos le dedicará todos los días de los ensayos una melodía disonante para mostrarle su desprecio.

Fuente: https://culturacolectiva.com/historia/leyenda-urbana-fantasma-del-palacio-de-bellas-artes/

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