El caso ovni de Julio Platner

El caso ovni de Julio Platner

El caso se inició en un establecimiento rural 12 km al norte de la localidad de Winifreda, donde Julio había llegado a revisar semillas para la compra de la empresa para la que trabajaba y además, era conocedor de la zona en todos sus detalles geográficos.

Eran aproximadamente las 19,15 del 9 de agosto de 1983, cuando Julio se aprestó a retirarse entonces del establecimiento de Antonio Fisher, cuando ambos advirtieron que los animales y aves de corral «estaban muy nerviosos» y acto seguido ambos se despidieron.

«Cuando me bajé a abrir la tranquera es como si alguien me hubiese puesto un reflector en la cara, como de una soldadora autógena o eléctrica que despide muchos rayos y a una cierta distancia hay entonces el cubrirse la vista, yo simplemente vi eso, después de allí no recuerdo más nada», contó.

Cuando recobró el conocimiento, estaba “dentro de una habitación”, que le trajo entonces el recuerdo de un «quirófano», o sea, las paredes no eran lisas ni parejas, parecían tapizadas, de color parecido al beige claro.

Observó lo que parecía una vitrina, de tonalidad similar a la de las paredes, opaca así como el resto de la habitación, donde no se destacaban brillos. Sin embargo, estaba iluminada por una luz blanca, muy clara que no molestaba la vista y no se distinguía la fuente de dónde provenía y tampoco producía sombras.

«Era una habitación esférica», definió en su relato Julio quien destacó que en ese lugar sentía pues «una tranquilidad terrible, era algo como para quedarse toda la vida» y también advirtió así que no tenía ni el abrigo ni el reloj y la camisa estaba arremangada.

Permanecía sentado en un sillón “como si fuese de odontólogo”, o sea, le daba así la sensación que “estaba suspendido en el aire, sin sostén alguno” y a su alrededor notó la presencia de cuatro seres, tres hombres y un mujer, cuya estatura oscilaba en 1,60 m, de conformación antropomorfa, de cuerpos atléticos.

No pudo apreciar si vestían un enterizo muy ajustado al cuerpo o si se trataba de la piel de los seres, de color semejante al de la habitación. Distinguió sus labios pero no pudo confirmar si eran parte del rostro o del enterizo, del que destacó un calzado, similar a botas.

El detalle que más lo impresionó de sus rostros fueron sus ojos, que le transmitían pues una sensación de tranquilidad y los describió “saltones, opacos, grandes y sobresalían del rostro, sin párpados”. Luego agregó que “sus orejas estaban bien pegadas al cráneo, las manos tenían cinco dedos” y el ser femenino resulta así que se caracterizaba por sus formas y por ser más delgada que los seres masculinos y ninguno tenía pelo.

Quiso hablar y advirtió que no pudo hacerlo, pero automáticamente tuvo respuesta sin escuchar voces. La percibió como un pensamiento en forma de palabras que le indicaba que se quedara tranquilo, que casos como el suyo había miles, que si quería podía contarlo, algunos le iban a creer y otros no. Le transmitían una sensación de total tranquilidad.

La mujer se acercó a él con movimientos suaves, “daba la sensación que se deslizaba sobre el piso” y luego colocó su mano derecha sobre su izquierda. Mientras el ser parado a su derecha, colocó su mano sobre el hombro de Julio.

Repentinamente, observó en las manos del ser de la izquierda, “un tubo” mitad rígido y la restante pues flexible, transparente, de unos 20 cm. Coloca el tubo en la muñeca de la mano izquierda de Julio, que no percibe dolor ni roce, o sea, nota el contacto pero no lo siente, es decir ve que lo tocan pero no siente presión alguna.

Posteriormente con la parte más fina del tubo, tocan la parte interior del codo y en este caso observa la extracción de sangre que asciende hacia la parte rígida.

Intentó tocar al ser de la derecha que tenía una de sus manos sobre el hombro pero chocó contra algo invisible, lo mismo que cuando intentó incorporarse. “Era como que chocaba contra algo invisible”, dijo Julio.

Después de la extracción, se incorporó sin inconvenientes y advirtió que estaba sólo, parado sobre una superficie blanda, que le daba la sensación de flotar y cuando intentó caminar, se da cuenta así que está dentro de su camioneta, con las manos sobre el volante.

Sorprendido comenzó a mirar para intentar ubicarse y dio arranque al motor de la camioneta, pues así conocedor de la zona, se dio cuenta que estaba a casi 20 km del lugar inicial del extraño suceso, en la ruta 11 que une la ruta 35 con Villa Mirasol y la camioneta permanecía con orientación oeste – este.

De regreso, con mucha tranquilidad su mente recordaba la experiencia y se detuvo en el acceso del establecimiento de Fisher y comprobó que la tranquera permanecía abierta.

Como consecuencia de ello, acto seguido la cerró y aprovechó para mirar su brazo izquierdo en el que tenía marcas que lo acompañarían el resto de su vida.

A las 20.25 aproximadamente llegó a su trabajo donde no contó nada, pero al llegar a la casa y ver a sus hijos, decidió contarlo a su señora y tras ello, esa noche le fue imposible dormir pues recordaba todo lo sucedido y sentía ardor en las marcas de su brazo.

Al día siguiente, para sacar sus dudas, regresó al lugar del suceso y verificó así las huellas de su camioneta cuyo trayecto fue interrumpido a 1,5 m. de la tranquera, sin huella de salida, como también el viraje en la ruta 11, o sea, el camino de tierra donde apareció.

Fuente: https://www.wini.ar/post/winifreda-el-caso-de-julio-platner-fue-real-afirma-el-centro-de-estudios-ufo

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