Apedreamiento de la Santa Cruz del Puerto del Gamo

Apedreamiento de la Santa Cruz del Puerto del Gamo

En el siglo XV y tras la reconquista, durante el reinado de Fernando I “El Católico”, en el pueblo hurdano de Casar de Palomero, convivieron durante años una gran comunidad cristiana con una pequeña colonia judaica formada en su mayor parte por mercaderes y comerciantes.

Ambas comunidades mantuvieron unas difíciles relaciones debido sobre todo a sus diferencias religiosas, los judíos vivían en la localidad bajo unas leyes que privilegiaban a los cristianos, pero mientras el poder económico de los hebreos no aceptaba la supremacía espiritual de sus deudores (los cristianos).

En el invierno de 1488, un pobre pastor muerto de frío, cortaba leña para poder calentarse en el Puerto del Gamo y seleccionando las mejores construyó una tosca cruz mal labra­da y la colocó en el collado del puerto, o sea, esta cruz fue agradecida por los cristianos que les recordaba sus creencias pero, en cambio, molestaba sobremanera a los judíos.

El Jueves Santo de ese mismo año, 1488, los casareños celebraban su Día Sagrado por excelencia, pues en cambio los judíos, de acuerdo con las leyes de la época, mientras los cristianos celebraban sus Misterios no podían andar por las calles.

Como consecuencia de ello, el Jueves y el Viernes Santo, durante los Oficios, debían te­ner las puertas y ventanas cerradas, pues de no hacerlo los cristianos podrían apedrear­los.

Pero aquella mañana de Jueves Santo, estaban los ánimos bastante caldeados entre los judíos, debido principalmente a la reciente colocación de la cruz en el Puerto del Gamo.

Un grupo de ellos haciendo caso omiso a la fuerza de la ley increparon y se mofaron del casareño Juan Caletrío cuando camino de la iglesia pasada por la Plaza de Barreros.

Llegando Juan al templo les contó a sus amigos lo sucedido y exasperados marcharon pues hacia la plaza donde se encontraban los judíos, una lluvia de pie­dras obligó a los hebreos a encerrarse en sus casas, o sea, tranquilos, por el escarmiento dado, los jóvenes cristianos volvieron a la iglesia y con ello, los vecinos, enterados de la reac­ción de los mozos, aplaudieron su valentía.

Los judíos tomaron estos hechos como un ultraje y, ese mismo día, reunidos en concilio estudiaron pues la manera de to­mar venganza, o sea, el rabino de la comunidad quiso herir pues en lo más pro­fundo a los cristianos y mofarse de la molesta cruz que semanas atrás habían clavado en el Puerto del Gamo, era el día idóneo, el mismo día que los cristianos la reverenciaban.

Sigilosamente, la mañana del Viernes Santo, caminaron hacia el Puerto del Gamo cinco judíos, eran así el rabino Yuce Salo­món, Sicala, Rendaña «El Rega­ña» y Tumbroso junto a su joven hijo Zaguito.

Para evitar sorpresas «El Regaña» y Zaguito se quedan vigilando, el resto sin perder un minuto resulta que apedrearon la Cruz destrozando cuanto pudieron sus palos y esparciéndolos con rabia por el suelo.

Pero quiso la providencia que este hecho no quedara impune y en ese preciso momento el joven militar Hernán Bravo, vecino del Bronco, que iba en dirección a la villa del Casar se encontró con el degradante espectáculo que estaban representando los judíos.

Al ver los hebreos a Hernán, pronto tomaron conciencia de sus actos y buscaron por todos los medios así comprar su silencio intentando sobornarlo con dinero, halagos y favores.

Ante la enérgica negativa del soldado el último recurso fueron las amenazas, dándose así cuenta el joven militar la delicada situación en la que se encontraba y aprovechándose de su juventud y entrenamiento, escapó monte abajo librándose así de sus enemigos.

Hernán llegó al Casar justo en el momento en el que los cristianos adoraban la Santa Cruz, pues entonces sus voces, sudores y lágrimas, interrumpieron la ceremonia y todos escucharon estupefactos el relato.

Encontrándose allí mismo, el juez, dispu­so inmediatamente visitar el lugar y prender a los culpables, pues cuando llegaron al lugar, sólo pudieron pues encontrar rotas, esparcidas y humilladas, las maderas así que formaron la cruz.

La justicia, levantó ac­ta de lo ocurrido y un grupo de jóvenes recorrieron los montes vecinos para dar caza a los culpables, o sea, el joven Zaguito fue capturado dormido, muy cerca de su puesto de vi­gilante y así a los demás se les encontró escondidos en la sierra de Rivera Oveja, menos al rabino, hallado entonces en una terraza, junto al arroyo Blascoez.  

Todos fueron entregados al Duque de Alba, que por aquellos entonces era el señor de la comarca y que con­firmó la sentencia que los jueces habían dictado: el rabino Yuce Salomón, Sicala, Tumbroso y Rendaña fueron quemados vivos y al Zaguito, por ser menor de edad, le fue cortada la mano derecha.

Acto seguido, resulta que el Duque de Alba mandó convertir su sinagoga en templo cristiano, conversión que realizó el obispo de Coria.

Al día siguiente los cristianos reconstruyendo, con las ramas que quedaban, de nuevo la forma de la cruz y la trasladaron en procesión hasta el templo parroquial.

Pero desde el mismo momento de su llegada a la igle­sia, todos los habitantes de la villa comprendieron que eran depositarios de un regalo milagroso donado por el cielo.

Por ello no dudaron en levantar el mismo lugar un templo más acorde con la digni­dad de los hechos y así años después, la riqueza de los casareños cubrieron y hermosearon la Cruz con engarces y con lámi­nas de plata.

Actualmente en el Collado del Gamo existe una pequeña er­mita que se levantó tras este suceso, pues en una lápida en la parte alta de la ermita se colocó una lápida con la siguiente inscripción:

“En este lugar del Puerto del Gamo apedrearon los judíos la Santa Cruz el Viernes Santo. Marzo 1488”.

Fuente: https://www.extremaduramisteriosa.com/apedreamiento-de-la-santa-cruz-del-puerto-del-gamo

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