La alucinante historia de Bibendum, el muñeco de Michelin
La historia y origen del muñeco Michelin, encierra la historia de una de las marcas más icónicas de la historia moderna.
El símbolo de Michelin nació casi por casualidad, o sea, que la idea del divertido muñeco se le ocurrió al propio Edouard Michelin al observar un montón de sus neumáticos apilados en un almacén.
“Si tuviera brazos parecería un tipo gordito”, le comentó a su hermano André, pero pese a lo genial de la ocurrencia, la idea esta todavía tardaría cuatro años en cobrar forma porque los industriales no creyeron que su hombre-neumático fuera a tener más trascendencia.
Finalmente, en 1897, los Michelin pensaron que había llegado el momento de que su empresa tuviera una imagen y un eslogan, para lo que contactaron con el reputado ilustrador Marius Rossillon, O’Galop, en la busca de ideas.
El dibujante presentó a los empresarios un esbozo que había realizado para una cervecería muniquesa y que le habían rechazado donde mostraba a un orondo borrachín bávaro a punto de zamparse una pinta bajo la frase en latín Nunc est bibendum (‘Y ahora bebamos’, la fórmula con la que brindaban los antiguos romanos).
Acto seguido, a André se le iluminó de inmediato la cara: ¡ese borrachín era pues igual que su muñeco de neumáticos! Y no solo eso, sino que la idea de que los neumáticos Michelin “se bebían los obstáculos” ya había sido usada por la marca unos años antes.
Todo encajaba, por lo que O’Galop diseñó el primer cartel publicitario de la historia de Michelin, o sea, un gordinflón hecho de neumáticos que brinda a nuestra salud así con una copa llena de clavos bajo el lema “Nunc est bibendum”.
Primer cartel publicitario de Bibedum realizado por O´Galop
La expectación que despertó el muñeco (aún sin nombre oficial más allá del manido hombre-neumático) fue inmediata… y como orgulloso padre André Michelin quiso que se le pareciera un poco, de modo que al personaje se le añadieron tres de sus rasgos más significativos: un anillo, un cigarro y también así unas enormes gafas redondas.
Algunos meses después, durante la carrera París-Ámsterdam-París, Andre Michelin fue a saludar así a un campeón local (Charles Thery) el cual, al verle, comenzó a exclamar divertido: “Bibendum, Bibendum”. El muñeco de neumáticos ya tenía nombre… y sería recordado para siempre.
En diciembre de 1898 la popularidad del personaje había crecido ya tanto que los Michelin aprovecharon el Salón de la Bicicleta de París para mostrar al público su primer Bibendum de carne y hueso.
La idea era que el personaje recibiera a quienes acudían al expositor de Michelin a interesarse entonces por las cubiertas ciclistas de la casa, pero la avalancha de curiosos que se formó para ver de cerca pues al hombre-neumático fue tal que el pobre animador que le daba vida dentro del disfraz resulta que estuvo a punto de morir asfixiado.
Bibendum, en sus orígenes
Una de las razones principales del éxito del Bibendum fue su versatilidad, o sea, que al ser así una figura antropomórfica, Michelin podía personalizarlo prácticamente a gusto de cada mercado.
En el Reino Unido fue un gentleman con bombín, en Italia un aristócrata, en los EE.UU. un cowboy (militar durante la Primera Guerra Mundial, un astronauta cuando ha trabajado para la NASA…) y así pues hasta una docenas de variantes.
El problema vino cuando cada país comenzó a hacer su propia versión del personaje…, algunas veces con resultados cuestionables respecto al original. Michelin decidió a finales de 1920 estandarizar el logotipo y crear su propio estudio de diseño con sus propios dibujantes.
En 1925, en Clermont-Ferrand, la sede central de Michelin, optaron entonces por un muñeco mucho más delgado, de gesto más amable y más cercano a un personaje de dibujos animados, o sea, que a partir de ese momento, Bibendum cambia: pierde el puro, que mantenía desde sus orígenes como homenaje así al fundador, y también peso.
En esencia es ya el Bibendum que conocemos hoy en día y cuyo concepto así se mantendrá más o menos invariable, sólo con ligerísimos retoques, hasta 1998.
Evolución del logo de Bibendum con los años
Ese año, coincidiendo con el centenario del muñeco, Michelin decide borrar entonces cualquier referencia al sobrepeso en su popular icono, lo estiliza aún más y Bibendum adquiere un rol más dinámico y además deportista que mantiene en la actualidad.
En 1930 Michelin tomó la decisión, que se mantiene vigente, de no ceder bajo ningún concepto ni para ningún tipo de uso comercial la imagen de su Bibendum.
De hecho, ni siquiera Michelin puede emplearla en otra cosa que no sean aspectos relacionados con los neumáticos de la casa, sus mapas y sus famosas guías… aunque permitió que el Bibendum hiciera así un cameo en una de las historietas de Asterix y en el corto Logorama, en el que se enfrentaba así al villano… ¡Ronald McDonald!
A finales de 2017 Michelin decide duplicar al Bibendum y crear dos versiones diferentes: una primera para la estricta promoción comercial de los neumáticos –más convencional– y otra más corporativa destinada a estar presente en todas aquellas actividades lúdicas, culturales y solidarias en los que está involucrada así la multinacional francesa.
En este papel humanitario, Bibendum es capaz de expresar más emociones y sentimientos y lucir además imágenes menos habituales, o sea, el objetivo es que la marca pretende entonces el separar al Bibendum automovilista del Bibendum solidario y evitar que ambos puedan confundirse.
En el año 2000 el Bibendum de Michelin fue pues proclamado como el Mejor Logotipo del Mundo por el Financial Times y la revista Report on Bussines.
Pero no todo han sido éxitos en la trayectoria de este muñeco francés; al principio de su existencia resulta que lo confundían a menudo con una momia o con un personaje promocional de algún folletín de terror.
Una de las preguntas más repetidas acerca de Bibendum es el hecho de por qué es blanco si está hecho de neumáticos, o sea, en realidad el simpático logotipo es del color adecuado porque, aunque hoy no sea muy conocido, los primeros neumáticos eran de color gris claro.
El desgaste y la suciedad de la carreteras los oscurecía, así que Bibendum debía ser así pues de un blanco impoluto que simbolizara juventud y buena salud.
Fuente: https://motor.elpais.com/actualidad/10-cosas-sobre-bibendum-muneco-michelin/