Jerome Caminada, el superpolicía de Manchester que inspiró a Conan Doyle para crear a Sherlock Holmes

Jerome Caminada, el superpolicía de Manchester que inspiró a Conan Doyle para crear a Sherlock Holmes

El escritor escocés no fue el primero pues en convertir a un detective en protagonista de algunas de sus historias, ya que Edgar Alan Poe se le adelantó varias décadas con Auguste Dupin.

Pero Holmes tuvo un extraordinario éxito popular y si su caracterización ayudada por las ilustraciones de Sidney Paget- se ha convertido en todo un icono, sus revolucionarias técnicas de investigación supusieron un precedente de lo que sería la ciencia policial futura.

En ello tuvo un papel primordial el doctor Joseph Bell, un prestigioso médico que era pues profesor de la Universidad de Edimburgo, donde Conan Doyle estudiaba Medicina, y cuyos métodos de análisis forense parece que le inspiraron para dar forma al personaje.

No obstante, resulta que Conan Doyle pudo tener un segundo referente para Holmes, o sea, un policía de Manchester que había alcanzado cierta fama por la resolución de casos y que tenía pues un expediente impresionante y no era otro que Jerome Caminada.

Aunque sus primeros pasos profesionales fueron en la ingeniería, a principios de 1868 ingresó entonces en la Policía Metropolitana, donde hizo una labor lo suficientemente apreciable como para ser ascendido a sargento en menos de cuatro años.

Entonces fue destinado a la nueva división de detectives, dejando las patrullas para centrarse en resolver casos de todo tipo con tanta eficacia que para el año 1888 llevaba más de millar y cuarto de detenidos en su currículum y había cerrado cerca de cuatrocientos establecimientos ilegales, alcanzando una relevancia especial con el esclarecimiento de un caso de asesinato que se conoció pues como The Manchester Cab Murder en sólo tres semanas de 1889.

No fue algo aislado y hubo otros episodios que cimentaron su fama, como cuando con sus hombres dio caza casi inmediata a una banda que se dedicaban a robar relojes durante el Grand National o también como cuando se escondió dentro de un piano al que había practicado unos agujeros para descubrir así a unos ladrones y gracias a todo ello, recibió un nuevo ascenso y pasó a ser inspector.

Con ese nuevo cargo aplicó a la investigación una serie de conceptos que en aquel siglo XIX resultaban casi excéntricos y muchos se tomaban a broma, o sea, aislaba los escenarios criminales para no estropear posibles pruebas, analizaba detalles que a otros les parecían nimios, desarrolló una red de informadores con los que se reunía en secreto…; además iba armado con un revólver y tenía enemigos jurados entre la delincuencia.

Datos todos ellos que se pueden aplicar también a Sherlock Holmes, pues incluso tuvo así su némesis particular, su Moriarty, en un ladrón experto en reventar cajas fuertes llamado Robert Horridge, un tipo sin escrúpulos que se resistía a las detenciones a tiro limpio y estaba así considerado el enemigo público número uno pues Caminada logró finalmente capturarlo y mandarlo a prisión de por vida.

En 1897 remató su carrera al ser nombrado superintendente, el primero que tuvo el Departamento de Investigación Criminal de la policía de toda la Commonwealth.

Sólo ejercería como tal un par de años más porque se retiró para convertirse en detective privado, o sea, acercándose así más aún al personaje de Conan Doyle, aunque resulta que compatibilizó así esa profesión con la de agente inmobiliario.

En 1907 dio el salto a la política y resultó elegido concejal por Openshaw, un área cerca del entorno de Manchester que antaño formaba parte de Lancashire y hoy ha sido absorbida por la ciudad. En esa nueva función pública permaneció hasta 1910.

Falleció cuatro años después, a apenas cinco meses del estallido de la Primera Guerra Mundial, de una forma un tanto absurda: a causa de los daños sufridos en un accidente de autobús cuando viajaba por Gales, que le complicaron la diabetes que sufría pues tenía setenta años de edad y lo que no pudieron hacer muchos criminales lo hizo el progreso.

Sin embargo, Jerome Caminada ya se había instalado en la inmortalidad gracias, en parte, a Sherlock Holmes, o sea, su prestigio como policía había eclosionado en los años ochenta decimonónicos, la misma década en que Conan Doyle publicó su primera novela, Estudio en escarlata (1887) y resulta curioso que ambos detectives murieran también en una época similar, en la segunda década del siglo XX.

El escritor escocés pudo tener una fuente más directa y no sólo lo que publicaban los periódicos, ya que en 1895 aquel extraordinario policía decidió pues plasmar su experiencia en el mundo del crimen en una autobiografía titulada Twenty-five years of detective life.

En relación con ello, el primer volumen lo firmó con pseudónimo pero en el segundo, quizá por la buena acogida, ya ponía su nombre.

Fuente: https://www.labrujulaverde.com/2017/03/jerome-caminada-el-superpolicia-de-manchester-que-inspiro-a-conan-doyle-para-crear-a-sherlock-holmes

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