Leyenda de Sa Font des Quer

Leyenda de Sa Font des Quer

Eran tiempos de penuria, las gentes pasaban sus buenos apuros, o sea, que las aves de corral no ponían huevos, las vacas se negaban a dar leche y los trabajadores se sentían muy satisfechos en el campo.

Ante esta situación, trataban inútilmente de encontrar el agua que apagara su sed, o sea, que la fuente se agotaba una y otra vez, por lo que de un verano para el otro el agua se hacía más escasa y resulta que al final dejo de haber.

Como consecuencia de ello, los animales enflaquecían en la dehesa, los cerdos, que buscaban su alimento dando vueltas por la casa de la finca de Es Grau, se morían, o sea, que los campos se agotaban.

Entonces se acercó el esclavo moro Amet a su amo y señor donde le propuso un trato, o sea, que este le dijo: ¡Agua a cambio de la libertad!

Buscaría y encontraría una fuente, si el señor le dejaba irse con provisiones para el camino con una carta de emancipación en el bolsillo, o sea, que se pusieron de acuerdo y acto seguido, Amet se fue entonces a la montaña a la búsqueda del agua en el monte s’Esclop.

Encontró las aguas de Sa Font d’es Quer y tras ello, volvió lleno de alegría, lleno de orgullo y de una gran esperanza comunicó su hallazgo a su amo, o sea, que pensaba que le concedería su libertad, pero resulta que siguió como esclavo.

Mientras en torno a él, el país despertaba a una vida exuberante, el desengañado hijo del desierto resulta que lanzaba imprecaciones al cielo, o sea, estaba descontento de su suerte.

Preguntaba si esta falta de palabra de su señor era acaso digna de un cristiano y tras recibir la respuesta del cielo entonces la fuente se secó, o sea, la finca parecía de nuevo amenazada de sequía y esterilidad.

Entonces el señor de Es Grau se acordó de la promesa dada, o sea, pensaba que si volví ael agua le daría la libertad a su esclavo, pero Amet, mucho menos convencido que antes de la honradez cristiana, pidió ante todo la bendición de la iglesia.

Tenía que venir el párroco de Estellenchs a bendecir el pacto, para garantizar su vigencia posterior y tras su presencia se hizo efectivo, en adelante correrían las cristalinas aguas de Sa Font d’es Quer y traerían así fertilidad y bendición a todo el país.

De Amet, el esclavo, no habla ya más la leyenda, pero tal vez en el eterno murmullo de las aguas se oye el eco de una pequeña canción sobre la dorada libertad de un hombre de piel morena.

Fuente: https://www.paraisobalear.com/index.php/galera-fotografica/view-photo/42/2380.html#dgtop

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