Simbolismo religioso del agua

Simbolismo religioso del agua

El agua posee diversos tipos de valor: biológico, como fundamento de vida; social, por ser un bien que exige control social, simbólico y espiritual, por ser considerado un elemento vital y sagrado en las diversas culturas.

El agua posee un fuerte simbolismo y una dimensión sagrada en las culturas desde varias dimensiones y significados de la vida humana, o sea, en todas las religiones y tradiciones espirituales, el agua tiene un rico significado que sobrepasa su realidad material.

En la mayoría de los mitos de la creación del mundo, el agua representa la fuente de vida y de energía divina de la fecundidad de la tierra y de los seres vivos donde vemos que las grandes religiones y caminos espirituales expresan su encanto por las aguas a través de los ritos cósmicos, de iniciación y también de purificación.  

En las grandes culturas el agua tiene diversos significados:

Para los egipcios el agua está estrechamente ligada a la idea de la reanimación.

Para los griegos el agua tiene el doble significado de vida y muerte.

Pueblos asiáticos y africanos la tienen como parte de las divinidades; las fuentes son sagradas o incluso veneradas y se usan como elemento purificador. Una de las diosas más conocidas en las religiones afro es la diosa Iemanja, que para los creyentes es la reina y la diosa de las aguas, expresión pues de la presencia divina. 

En la mayoría de las religiones el agua como don sagrado tiene un significado de purificación, renovación, liberación, fertilidad y abundancia.

El elemento agua está presente, santificando, sacralizando, inte­riorizando credos y culturas ancestrales, pues en general en las religiones, el agua es utilizada en los ritos de iniciación o de bautismo. 

El agua pertenece al patrimonio simbólico de todas las culturas y religiones, o sea, en todo el planeta el ser humano proyecta sobre el agua la realización de sus esperanzas y temores, la promesa de la vida y la amenaza de la muerte. El agua carga todo esto; sequías e inundaciones son señales de la dificultad de controlar el poder de agua.  

Para muchos pueblos indígenas, el agua es un don de las divinidades, es morada de los espíritus; para estos pueblos, el agua es sagrada; muchas de sus tradiciones afirman en sus mitos fundantes que el ser humano fue hecho o creado del agua, o bien, salió del agua para la tierra, a fin de cuidar de la naturaleza.

Sin embargo, otras tradiciones creen que el agua es el punto de relación entre el cielo y la tierra; entre lo humano y lo divino. 

El cristianismo en el encuentro con otras culturas y tradiciones fue recogiendo una gran riqueza de los ritos y creencias vinculadas al agua.

Los más antiguos templos cristianos contenían una fuente de agua o una piscina interna, pues en el caso del santuario del templo de Jerusalén salía una fuente simbolizando la vida dada por Dios y las Iglesias eran construidas en torno al agua del bautismo y de la piedra de la tumba de los mártires sobre el cual se celebraba la cena del Señor. Para algunas de las Iglesias pentecos­tales, el río en que los fieles son pues bautizados se constituye en un verdadero templo. 

Así como en las religiones orientales, muchos santuarios de peregrinación cristiana y así como grandes movimientos de fe nacieron vinculados a las fuentes, a los ríos y a los lagos. 

Una relación de escucha amorosa y de convivencia armoniosa con el agua, la vamos a encontrar en las grandes tradiciones religiosas y en las culturas antiguas con sus escritos y ritos.  

La mística y la espiritualidad del agua tienen su motivación más profunda en la defensa de la vida; ya que no existe vida sin agua y todas las formas de vida dependen de ella.

De esta forma, el agua adquiere un valor vital y sagrado: bien común, patrimonio de la humanidad y derecho de todas y todos.

Nadie por lo tanto puede atribuirse el derecho de propiedad del agua, impidiendo el acceso del agua a los humanos y en general a todos los seres vivos, o sea, el agua es un don de Dios para todos los seres vivos más allá de su valor en sí. 

Las tradiciones religiosas y espirituales desde la conciencia profunda nos presentan así el agua como la propia matriz, la propia raíz de la vida o su núcleo central; luego es una tragedia que las hijas y los hijos del agua, cual fieras salvajes nos lancemos a devorar nuestra propia fuente materna.  

Nuestra tradición teológica considera el universo como el templo de Dios; todo en él es sagrado; por ello mismo, la problemática ecológica y ambiental en si misma, como la del agua tiene que ver claramente con la espiritualidad.  

La comunión con el universo nos debe llevar a una actitud de profundo respeto con la “lógica de la casa” (ecología), desde la ecología interna que es la unidad profunda de la persona, hasta el sentir que todas las cosas hacen parte de mi propio cuerpo si estoy en comunión con ellas. 

Gratuidad si, como la de un nacimiento de agua que se verte en la quebrada y en el rio, que va al mar y que se convierte en nube.  

Fuente: https://www.semillas.org.co/es/la-dimensin-sagrada-simblica-y-mstica-del-agua

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