Fantasmas de Valencia: la Dama de Rosa

Fantasmas de Valencia: la Dama de Rosa

En el paseo de la Alameda, en el número 16, se encuentra uno de los edificios más populares de Valencia y lo que hoy día es sede de la Conselleria de Transparencia, en el pasado fue una clínica de maternidad por cuyo nombre todavía es conocido el lugar, «La Cigüeña».

Sus muros esconden una de las leyendas más conocidas y escalofriantes de la ciudad, o sea, una historia que todos en alguna ocasión hemos escuchado, la de esa mujer a la que se conoce como la Dama de Rosa.

¿Cuál es entonces la historia de la Dama de Rosa? Según informes de la época, resulta que solo hubo dos mujeres que murieron en la clínica, y de ellas solo una dio a luz a un niño que falleció unas horas antes de que lo hiciera su madre.

Desde entonces, supuestamente, una mujer con un camisón rosa y lazos en los hombros vaga buscando a su hijo perdido, terminando su recorrido poco antes del amanecer cerca de donde estaba antiguamente la sala de incubadoras.

Se trataba de la esposa de un médico y se llamaba Lourdes, o sea, era una chica joven y ese era su primer hijo donde la tragedia quiso que ambos fallecieran. ¿Es esta la presencia que cada noche vaga así por los pasillos de «La Cigüeña»?

Otra teoría apunta a los casos de niños robado en la década de los 70, y se piensa que se trata de una de esas madres a las que le arrebataron a su recién nacido haciéndoles creer que había nacido muerto.

Leyenda o realidad, resulta que es el propio edificio de La Cigüeña es quien guarda en el interior de sus muros la verdad de este misterio.

Pero, ¿estamos ante una leyenda urbana o hay algo más? Algunos testigos dan buena fe y explican que en aquel lugar suceden hechos inexplicables, o sea, cuentan aquellos que trabajaron allí que al llegar las noches se oía el llanto lejano de un niño y la imagen de una silueta recorría las estancias.

A principios de la década de los 90 empezaron a registrarse los sucesos poco explicables o paranormales y por aquel entonces, el edificio era la Consellería de Trabajo.

A través de un vigilante nocturno salieron a la luz cosas como alarmas o teléfonos que sonaban sin razón aparente o un ascensor que se movía sin que nadie lo accionara.

Pero sin duda el relato más aterrador es el de un vigilante de seguridad, relato del que se hicieron eco los medios de comunicación a principios de la década de los 90 del siglo pasado.

José Antonio C., trabajaba por aquel entonces como guardia de seguridad cuando según cuenta entonces su versión el 12 de marzo, tras varias noches en el que notaba unas extrañas presencias en los pasillos del edificio, mientras comprobaba en la tercera planta que todo estaba en orden sintió que algo o alguien se le echaba encima.

Él estaba acostumbrado a recorrer el edificio cada noche, a oscuras, alumbrándose con su linterna, y con ello asegurándose de que las ventanas estuvieran cerradas, que ningún aparato se hubiera quedado así encendido.

Pero lo que vivió aquella noche no lo había experimentado nunca, o sea, esa sensación le sucedió dos veces más, y cuando todavía no se había recuperado del susto, escuchó el ruido del ascensor que se ponía en marcha, se detenía justo frente a él en la recepción y al abrirse la puerta no había nadie dentro.

El vigilante no pudo más y salió corriendo del edificio y allí se quedó esperando al siguiente compañero cuando ya se había hecho de día.

Pero tras la luz del día, volvió la noche y el vigilante debía volver a su lugar de trabajo muy a su pesar. Su pesadilla no había hecho más que comenzar ya que en mitad de su ronda escuchó pues unos golpes que parecían ser hechos por alguna persona en la tercera o cuarta planta.

Los ruidos eran fuertes, como reclamando la atención del guardia. Pero éste no subió y trató de pensar en otra cosa para no caer entonces presa del pánico.

Asustado volvía cada noche al edificio cuando un día, después de terminar la ronda, se volvieron así pues a escuchar los golpes esta vez acompañados por los llantos de un niño.

Casi sin tiempo de asimilar lo que estaba oyendo, por las escaleras comenzó a descender una sombra con forma humana que se dirigía hacia él y según su relato aquello «era como una nube muy concentrada y era una cosa inteligente”.

Pero José Antonio no fue el único que presenció aquellos fenómenos extraños como se pudo comprobar días más tarde, cuando su compañero de mantenimiento le relató que a él también le había pasado algo así: Una noche, cuando ya había terminado su trabajo se quedó un rato entretenido montando entonces una pequeña maqueta de avión cuando el sonido de unos tacones en el piso superior llamaron de forma clara su atención y pensando que alguien se había quedado en el edificio subió pero allí no había nadie.

La sorpresa se la llevó cuando al bajar vio que las piezas de la maqueta estaban en otro lado. ¿Quién las había movido?

Muchos otros vigilantes también afirmaron haber visto o escuchado esos lamentos y aquella sombra cuando José Antonio se despidió de su trabajo debido a aquellos sucesos.

Fuente: https://officialpress.es/el-fantasma-de-la-ciguena/

Related Post

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.