El fantasma del pozo de Banfield

El fantasma del pozo de Banfield

Se sabe que habrían detectado una gran actividad paranormal en el ex predio policial de esa localidad bonaerense, pues aseguran que en el edificio se han registrado episodios extraños con la aparente presencia de fantasmas.

Aún hoy en día, muchos afirman que los espectros siguen allí: entre ellos, la imagen de un anciano con cabello largo y uñas como garras que se presenta envuelto en una sábana blanca, pues de ello dan fe dos suboficiales de la Policía Bonaerense que en su momento prestaron servicio de guardia de seguridad en este edificio.

Todas la personas que de forma directa o indirecta fueron testigos de la presencia y aparición de estos fantasmas, o sea, que hacia finales de 1983 tras se deshabitado empezaron a producirse entonces las primeras manifestaciones de estos fantasmas en el Pozo de Banfield.

El misterio rondaba en el ex Pozo de Banfield y algunos testigos del caso indicaron que los vigilantes mantenían en riguroso secreto las razones del desconcierto y el temor que se habían generalizado, y las autoridades al ser informado de ello, de inmediato ordenaron reforzar el plantel e investigar así lo que sucedía por las noches en ese lugar. Sin embargo, nada se supo del asunto hasta que años después dos de los guardias hablaron y explicaron el porqué.

Ambos oficiales de seguridad, sentían la necesidad de manifestar que hubo otros efectivos que fueron testigos de esa misma experiencia paranormal en las largas noches en el Pozo de Banfield y resulta que no se atrevieron a contarlo por miedo a que no les creyesen.

No obstante, los dos hombres, de entre 45 y 50 años, y con más de veinte de servicio en la fuerza policial, se mostraron convencidos de haber vivido una historia que ellos mismos estimaron que era “muy difícil de creer”.

La d

La descripción del sitio donde estaba la centinela compuesta por los efectivos de la Bonaerense ayudará a entender lo que a continuación revelaron: la oficina, de unos veinte metros cuadrados, estaba ubicada en la planta baja y en ella no había más que un escritorio, un sillón, una especie de cofre sobre una pared lateral y, junto a la única puerta de ingreso, un perchero de pie. Desde el escritorio los guardias podían observar claramente cada rincón de la habitación y encima de sus cabezas había pues un entretecho de madera completamente vacío al que se accedía por una pequeña escalera que daba al fondo, entre un ventiluz y el baño.

La puerta permanecía siempre cerrada, por lo que nadie podía entrar o salir de allí sin ser visto y en ese contexto, ellos aseguraron haber tomado breves contactos visuales con siluetas extrañas que se movían en las sombras, en especial la figura de un hombre que, según dijeron, jamás en sus vidas olvidarán.

En su relato, nos explicaron que la primera vez que se le presentaron aquellas imágenes pensó que eran fruto de su propia fantasía. Pero la noche en que vio al anciano envuelto en una sábana blanca creyó que era una broma de la guardia anterior.

Por eso, dijo, se le acercó sin temor, aunque de inmediato se dio cuenta de que aquello era una visión: la presencia del anciano duró unos segundos y se esfumó, al menos por esa noche, porque el espíritu iba a regresar en varias ocasiones.

Ambos, pensaron que podría tratarse de unritu errante, aunque agregó datos muy significativos, o sea, el hombre recordó que antes de ver aquel espectro había oído pasos sobre los tablones del techo: “Esa noche había decidido recostarme sobre el sillón para poder descansar un rato, pero tuve un sobresalto por esos ruidos, que se escuchaban muy cerca, y luego lo vi allí, sentado frente a mí. Era un hombre anciano con los cabellos blancos. Eso duró apenas unos instantes porque, cuando quise acercarme, se incorporó y me pareció ver que subía por la escalera hacia el entretecho. Lo intenté, pero no logré sacar el arma; tampoco pude llegar al otro extremo de la oficina: quedé como paralizado. Después busqué a mi compañero; subimos con una linterna y comprobamos que en el altillo no había nadie. Los dos reflexionamos sobre el asunto y nos convencimos de que ningún ser vivo podía entrar o salir de allí. Algo parecido había ocurrido antes y con bastante desconcierto concluimos en que había sido una nueva visita del fantasma”, recordó el uniformado.

A pesar de estar convencido de haber vivido una experiencia paranormal, aseguró que al principio les costó aceptarlo y, más aún, poder contar lo que habían visto, o sea, ambos pensaron que los demás iban a burlarse de ellos.

Fuente: http://colectivoepprosario.blogspot.com/2015/05/el-fantasma-del-pozo-de-banfield.html

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