Leyenda del buey de Córdoba

Leyenda del buey Córdoba

Cuentan que vivía cerca de Córdoba un labrador que tenía una buena y fuerte yunta de bueyes y que él fue quien trajo las piedras para labrar del Altar Mayor, el Crucero y el Coro de la Catedral.

El último viaje que hizo fue a Cabra, para traer el mármol necesario para hacer los dos púlpitos pues tardó casi un mes en ir y volver con su hermosa y pesada carga.

El mismo día que llego a Córdoba, cuando se retiró a su casa uno de los bueyes se puso enfermo, inmóvil sobre la paja del establo el animal miraba a su dueño como despidiéndose pues así a la mañana siguiente murió.

El boyero acongojado, pidió a los canteros de la catedral que cuando labraran el mármol que él y sus bueyes habian traido, se acordasen del buen buey que habia muerto y asi lo hicieron.

Por ello, debajo del púlpito desde donde se lee el evangelio, está inmortalizado el hermoso animal, y para celebrar su hazaña lo labraron con el cuerpo caído sobre las tripas desparramadas como si ese hubiera así sido su último esfuerzo.

Pero el buey, que no es buey sino toro no cae derrumbado sobre sus propias tripas, el toro así simboliza al evangelista San Lucas que emerge como de una nube celestial que le sirve de base, y que la leyenda así confunde con las visceras del animal

Fuente: http://cordobaencrucijadadeculturas.blogspot.com/2010/05/leyendas-de-la-mezquita-catedral-i.html?m=0

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