El caso Outes, el Expediente X español que se convirtió en el «Roswell Gallego»

El caso Outes, el expediente X español que se convirtió en el «Roswell Gallego»

El  18 de Enero de 1994 muchos vecinos de la zona aquella noche vieron sobrevolando por el cielo un un objeto luminoso que impactó contra la montaña.

Meses después del suceso y después de muchos rastreos y búsquedas llevadas a cabo por los vecinos, autoridades, etc, se descubrió en una zona del monte un enorme socavón de unos 30 metros de largo y 13 de ancho y con bastante profundidad.

Como consecuencia de ello, el caso fue muy conocido y entonces en cuanto se tuvo noticias de ello se divulgó en todos los medios de comunicación locales, regionales y nacionales.

Este hecho fue considerado todo un enigma por numerosos expertos e investigadores ya que un buen número de árboles y un gran volumen de tierra saltaron por los aires y aparecieron esparcidos así a una distancia de unos 100 metros desde el punto de impacto inicial.

El hecho del “hipotético impacto” estaba seriamente relacionado con lo que manifestaron los vecinos de la zona cuando dijeron haber visto en los cielos ese mismo 18 de Enero de 1994 un «objeto luminoso» que surcaba el cielo de noche, prácticamente antes de amanecer.

Ocurrió poco antes de las 08:00 de la mañana, donde se podía apreciar claramente como el objeto dejaba tras de sí una estela totalmente rojiza según los testigos oculares, e incluso en una zona conocida como Boullón observaron cómo el extraño fenómeno se ocultaba detrás de un monte, donde según muchos se imaginaron, que había caído o había chocado contra la arboleda y contra el terreno.

Todas estas señas, declaraciones y testimonios los recoge la prensa en aquellos días, pero además de ello, los servicios de S.O.S. Galicia, la propia Guardia Civil y un ciento de voluntarios pasaron muchísimas horas buscándolo, o sea, rastrearon todo el Ayuntamiento de Boullón, pero no hallaron nada.

Las autoridades, casi al instante, se tomaron muy en serio este suceso, pues todos los testigos del caso eran estudiantes y trabajadores que estaban esperando en la cuneta de la carretera a que pasara elbus local de transporte público.

Enseguida llegaron muchos más testimonios de residentes en el Ensanche de Santiago y del Aeropuerto de Santiago – Lavacolla, que habían visto exactamente lo mismo que contaban los demás vecinos.

Pasaron varios días sin nuevas noticias pero días después, un vecino de Santiso declaró a los medios de comunicación que esa “especie de meteorito” había caído en una zona de Arzúa.

Tras este información dada por este testigo, fueron todos los investigadores, testigos y voluntarios que, junto con autoridades civiles y militares, no encontraron sus restos ni ningún rastro de la posible caída de ese meteorito.

Los astrónomos se sumaron a la investigación y la quisieron zanjar de alguna manera declarando que ese objeto había caído en el mar de la Costa da Morte, o sea, entonces el asunto comenzó a quedar un poco en segundo plano ya que no había pistas ni rastro alguno de la presencia de algo caído desde los cielos.

El 16 de Julio de 1994, volvió a reabrirse el tema puesto que toda la opinión pública supo que entonces había aparecido un enorme cráter en un monte de la provincia de A Coruña, y todo el mundo empezó a enlazar los dos acontecimientos, tanto el impacto como el avistamiento de aquel objeto luminoso rojizo.

Parte de los investigadores de este caso fueron el director del Observatorio Astronómico Ramón María Aller, José Ángel Docobo; el doctor Vakhtang Tamazian; el catedrático de Efafología Francisco Díaz-Fierros y el especialista checo Znedek Ceplecha, entre otros que admitieron que no había restos de nada aquellos días.

Con palabras textuales de Tamazian, era como si unos extraterrestres hubiesen aparcado su nave allí, sin más, y hubieran arrasado una zona durante el aparcamiento “marciano”.

Después de muchas vueltas al caso y muchas valoraciones, muchos llegaron a la conclusión de que el cráter de Outes no tuvo un origen astronómico, sino que se produjo pues por unos gases subterráneos procedentes del subsuelo.

De hecho, había unas grietas en la tierra en aquella zona cero, y los gases que estaban debajo empezaron a subir poco a poco en un proceso que duró, supuestamente, muchos años, o sea, así lo manifestaron los científicos y expertos desplazadoshasta el lugar.

En un momento dado, tras llover mucho, el agua entró por estas grietas y contactó entonces con estas emanaciones de gas provocando que se abrieran abruptamente las grietas y el fluido escapó como un chorro, con mucha fuerza y se llevó todo lo que había arriba: árboles y todo lo que cogiera por delante.

Esta teoría para nada es definitiva ya que otros muchos científicos la rebaten, o sea, los expertos que no se creen esta hipótesis, siguen afirmando que el cráter de Outes fue un suceso muy raro y además de ello demasiado para una explicación tan sencilla.

Lo cierto de la escena era la única prueba realista que existía del caso, o sea, un volumen de terreno de más de 100 metros cúbicos de tierra y rocas había saltado a 100 metros de distancia en el monte de Cando.

Ni astrónomos ni catedráticos de Edafología habían visto nada igual en toda su vida profesional, o sea, la zona afectada por la “explosión o impacto” era una ladera, pero sin apenas pendiente, con lo cual según ello se descarta el desprendimiento de tierra y además el terreno había salido despedido hacia arriba.

Todo el lugar se quedó sin vegetación alguna, y la hierba no volvió a crecer allí hasta pasado varios meses , no había restos de ningún material identificable, y mucho menos del posible meteorito del que se había hablado.

Otro indicio que se pudo comprobar en el lugar fue que había cierto magnetismo presente y que el cráter estuvo sometido a una fuente de calor superior a los 400 grados.

Hoy en día, muchos sostienen aún la teoría de que allí se llevó a cabo un experimento militar que causó aquella fuente de calor y entre ellos, el propio experto Tamazian, sostiene esta teoría.

Además podemos sumar otra curiosidad más al caso, pues nadie percibió ni escuchó ningún ruido antes de que se descubriera este cráter, o sea, un vecino lo descubrió al pasear por el monte.

Además, los técnicos, investigadores y autoridades pudieron comprobar claramente que había aguantado temperaturas de hasta 400 grados y cierta fuerza magnética seguía presente.

¿Por qué no se produjo este fenómeno anteriormente en otras ocasiones? ¿Por qué no ocurrió más veces en aquel lugar o en otros y que tengan estas características? Son tan solo dos de las muchas preguntas que los expertos y científicos siguen haciéndose.

Más de 2 años después, la propia Universidad de Santiago de Compostela investigó a fondo el caso y tras ello editó un trabajo firmado por varios científicos implicados en la investigación del caso bajo el titulo de “El objeto luminoso del 18-1-94 y el suceso de Cando (Outes)”.

En él se plantea la hipótesis de que podría tratarse de alguna clase de ensayo militar secreto donde así los astrónomos calcularon, en base a los numerosos testimonios recopilados, que la velocidad del objeto de traza y estela rojiza que se vio en los cielos, osciló entre 1 y 3 kilómetros por segundo, mientras que la de cualquier bólido (asteroide, meteoro, cometa…) es de entre 30 y 70 kilómetros por segundo.

Por otra parte, comprobaron que el fenómeno fue observado a menos de 2 km del suelo, sin embargo por el brillo que presentaba debía de haberse visto a una altura de entre 5 y 10 Km del suelo, o sea, que cuanto menos, las conclusiones son más que enigmáticas y misteriosas.

Ni un globo aerostático ni una sonda meteorológica tienen las características del fenómeno observado, con lo cual también quedan descartados.

Ningún avión y/o helicóptero desapareció en aquellos días ni hay registros de accidentes en la zona, por lo cual solo queda la posibilidad de que haya sido un satélite artificial, un cohete o bien una lanzadera espacial. 

Incluso estas posibilidades también fueron descartadas por el Centro Europeo de Operaciones Espaciales, que es el responsable así del control de los satélites y pruebas espaciales de la Agencia Espacial Europea (ESA), el cual comprobó y garantizó que en la fecha del suceso cayó un satélite del tipo Navstar 2-07 a las 09:18 horas, hora española, pero sucedió en el Pacífico Sur, o sea, que este satélite jamás llegó a verse en Galicia.

Fuente: https://ivancastropalacios.com/blog/el-caso-outes-el-expediente-x-espanol-que-se-convirtio-en-el-roswell-gallego/

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