La alucinante historia que narró el papa Pío XII tras su visión del “milagro del Sol Danzante” sobre el Vaticano

La alucinante historia qu enarró el papa Pío XII tras su visión del «milagro del Sol Danzante» sobre el Vaticano

Existe, está documentado, un testimonio muy importante sobre el fenómeno del “Sol Danzante” o “el Milagro del Sol”, pues muchos, unen ese acontecimiento con los hechos de Fátima y el milagro de los pastores en la villa de Portugal, presenciados por 50 mil personas.

Este ocurrió en Roma, sobre los jardines del Vaticano el 30 de octubre de 1950 repitiéndose hasta en cuatro ocasiones y este milagro fue presenciado por el papa Pío XII.

Eugenio Pacelli no era muy adicto a tener visiones místicas, ni arrobamientos celestiales ni éxtasis con apariciones divinas; era pragmático y con un régimen de vida austero y sobrio.

Durante muchos años su testimonio pudo haber parecido surrealista y poco creíble; pero un día, tras el fallecimiento del papa Pacelli, en los archivos de la familia se descubrió una nota suya autografiada que se halló en el reverso de una hoja mecanografiada preparada para una audiencia.

En unas pocas líneas escritas a lápiz, el Papa narra el acontecimiento que presenció, o sea, la visión de un globo solar giratorio o simplemente danzante que se podía mirar sin dañar los ojos, o sea, el hecho había ocurrido unos días antes de la proclamación del dogma de la Asunción de María a los cielos.

El último dogma de la Iglesia después de los famosos del Concilio de Éfeso en 431 que sancionó pues a la Virgen María como madre de Dios, el Concilio de Constantinopla de 553 que afirmó su virginidad tras el dogma de la Inmaculada Concepción de 1850 con Pío IX.

Después, llegamos al dogma de la Asunción proclamado en 1950 por Pío XII tras haber consultado así al episcopado mundial, para asegurarse de que se pronunciaría o no con voto favorable o desfavorable así sobre la asunción de la Virgen María al cielo en el momento de la muerte en cuerpo y alma.

Escribe Pacelli a lápiz que “era el 30 de octubre de 1950…” aquella tarde, alrededor de las cuatro nos refiere que » en el habitual paseo por los jardines del Vaticano, leyendo y estudiando…” y sigue relatando que mientras subía desde la gruta de Nuestra Señora de Lourdes, “hacia la cima del cerro, por la avenida de la derecha que bordea el muro alrededor de la muralla “, levantó la vista de los documentos y en ese instante “me golpeó un fenómeno que nunca antes había visto. El Sol, todavía bastante alto, aparecía como un globo opaco y amarillento, rodeado todo alrededor por un círculo luminoso que, sin embargo, no le impedía fijar la mirada sin sentir el menor malestar. Una nube muy ligera estaba frente a él”. Pío XII continúa: “El globo opaco se movió ligeramente hacia afuera, girando y moviéndose pues de izquierda a derecha y viceversa. Pero dentro del mundo se podían ver movimientos muy fuertes muy claramente y sin interrupción”.

Pero este acontecimiento sobre la colina del Vaticano, no solo ocurrió el día 30 de octubre, sino el 31 de octubre, el 1 de Noviembre, y el 8 de noviembre.

Cada vez que ocurría el evento y tras haber finalizado el mismo declaró en varias ocasiones que había intentado, al mismo tiempo y en condiciones similares mirar al Sol, pero que no lo había conseguido ya que estaba deslumbrado.

El Papa informó de este suceso a un pequeño grupo de cardenales íntimos, entre ellos estaba el cardenal Tedeschini, quien al año siguiente, en octubre de 1951, contactó a Pío XII pidiéndole permiso para contar el suceso durante una homilía que tendría lugar en Fátima, pero el Papa dijo : “Ese no es el caso “.

El manuscrito del Papa Pío XII donde narró su visión del Sol Danzante sobre el Vaticano

El Papa Pacelli concluyó su nota sobre el evento con: “En términos breves y sencillos, la pura verdad” y así hasta su ama de llaves, sor Pascalina Lehnert, declaró que “Pío XII estaba muy convencido de la realidad del extraordinario fenómeno que había presenciado en cuatro ocasiones”.

A escasos metros de donde el papa Pacelli tuvo la visión, se encuentra el observatorio de la ciudad del Vaticano fundado por el Papa León XIII en 1891 que es pues la institución de la Santa Sede dedicada a la investigación científica.

Tras recibir la misión de ocuparse de la ciencia a tiempo completo y de modo profesional, supo entonces granjearse inmediatamente la estima del mundo científico, o sea, así pues los miembros del Observatorio Vaticano, en su mayoría jesuitas, desarrollan su investigación vinculada a las más prestigiosas instituciones de astrofísica del planeta, en colaboración con colegas de todo el mundo.

Y a no más de dos kilómetros del Vaticano está el observatorio de la ciudad de Roma de Monte Mario que fue fundado en 1938 en la histórica Villa Mellini, sobre el monte Mario de Roma.

Ese mismo año se estableció un nuevo observatorio en Monteporzio Catone, donde se instalaría un gran telescopio refractor y resulta que durante esos días no detectaron ninguna anomalía en los cielos de la Ciudad Eterna.

Para el papa Pacelli este evento celestial fue la confirmación que el dogma de la Asunción de la Virgen era aceptado; solemnemente proclamado este dice: “Por eso, después que una y otra vez hemos elevado a Dios nuestras preces suplicantes e invocado la luz del Espíritu de Verdad, para gloria de Dios omnipotente que otorgó su particular benevolencia a la Virgen María, para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte, para aumento de la gloria de la misma augusta Madre, y gozo y regocijo de toda la Iglesia, por la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y nuestra, proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado: Que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial.” Según la constitución apostólica “Munificentissimus Deus” del 1 de noviembre de 1950.

La prosecución de los eventos celestes dieron la confianza al papa Pio XII para seguir avanzando en varios temas, uno de ellos fue que Pacelli comenzó a pergeñar la idea de un Concilio para agiornar entonces a la Iglesia Católica, dado que el mundo, luego de la Segunda Guerra Mundial, había cambiado mucho, sobre todo la visión de la Iglesia para con la sociedad.

Una vez escritos los borradores sobre este llamado al Concilio, notó que no era el tiempo oportuno, o sea el papa que lo siguiera lo podría llegar a convocar, pero no en ese tiempo.

Gran parte del mundo estaba saliendo muy de a poco de los estragos de la guerra y sus 40 millones de muertos, o sea, fue entonces el papa Juan XXIII quien convocó al Concilio Vaticano II, basándose en los escritos del papa Pio XII sobre este tema.

¿El papa Pio XII tuvo alguna alucinación?, ¿fue testigo de un evento cósmico sólo para sus ojos? Eso así nunca lo podremos descifrar. Pero lo que sí sabemos es que esos eventos le otorgaron al papa Pacelli las fuerzas para bosquejar un cambio estructural en la Iglesia, que su sucesor llevaría a cabo.

Fuente: https://www.infobae.com/sociedad/2023/10/30/la-alucinante-historia-que-narro-el-papa-pio-xii-luego-de-su-vision-del-milagro-del-sol-danzante-sobre-el-vaticano/#:~:text=Y%20no%20sucedi%C3%B3%20s%C3%B3lo%20un,Congreso%20Eucar%C3%ADstico%20Internacional%20en%201934.

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