La Casa del Miedo en Rayán, Asturias.

La Casa del Miedo en Rayán, Asturias.

El Rayán es un caserío que pertenece a la parroquia de Moreda en el Concejo de Aller, pues hasta este pequeño y bonito pueblo asturiano, enclavado en la sierra del Áramo,se trasladó la familia Bayón desde Camplongo en León, para trabajar en la mina en pleno auge en aquellos años de principios del siglo XX.

En 1917, la familia Bayón denunció pues a la Guardia Civil un caso de actividad paranormal en su casa de Rayán: «Cuatro hombres no podían sujetar una cuna». Este sería uno de los primeros casos de fenómenos paranormales que recibió atención mediática y de las autoridades en España.

Hay que retroceder cien años en el tiempo para ver a Concepción González que acababa así de mudarse desde Camplongo (León) con su marido y sus hijos, uno de ellos recién nacido y de nombre Juan.

Los testigos de la época aseguran que todo empezó con una botella lanzada hasta la habitación desde la parte alta de la casa (con dos pisos y un desván) y aunque estaba llena de polvo, no quedó marcada pues ninguna huella de la mano que la había sostenido.

También se escuchaban ruidos en el desván, como golpes o muebles que alguien arrastraba, pero cuando subían nunca había nada, o sea, los fenómenos siempre ocurrían al anochecer y solían durar casi siempre hasta las cuatro de la madrugada, prácticamente a diario.

Se escuchaban grandes golpes en las paredes y puertas de la casa sin motivo aparente, seguidos luego de lamentaciones y quejidos. Las luces se encendían y apagaban solas y en el desván se sentía el arrastrar de cadenas.

La familia decidió callar, o sea, sufrían, de puertas para adentro, los desvelos que les ocasionaban aquellos fenómenos que no sabían explicar.

Los fenómenos cada día iban a más y en ocasiones eran tan fuertes que muchos de los objetos que había almacenados en el desván, aparecían en el segundo piso de la vivienda.

La aparición de piedras en la casa que caían sin que hubiese ningún cristal roto también causaba pavor a aquellas pobres gentes, pero suno de los fenómenos que más miedo les dio a Concepción y tambián a su hija Soledad, fue el movimiento de un crucifijo, que se alzó en el aire pared contra pared.

Los fenómenos se volvieron más violentos y se centraron en el pequeño Juan, o sea, una noche, resulta el hecho de que Concepción González despertó sobresaltada por los lloros del bebé y cuando abrió pues la puerta, se encontró con que la cuna se mecía para calmar al niño, pero nadie la estaba sujetando.

En una ocasión un amigo de la familia, Juan Alonso, acudió para intentar sujetar la cuna, pero resulta que los movimientos eran de tal violencia que desplazó ésta varios metros y sintió cómo una fuerza invisible le arrastraba por toda la habitación. «El niño lloraba a menudo a gritos, como si alguien le estuviera pues haciendo daño».

Nadie podía dar fin al fenómeno, o sea, todo el pueblo y alrededores eran testigos de los ruidos de “la casa del miedo”, e incluso la guardia civil visitaba el lugar de vez en cuando y salían despavoridos.”

Muchos grupos espiritas de entonces se desplazaron a la casa del miedo, pero al igual que los muchos sacerdotes, e incluso el Arzobispo, con sus largos rezos, que hasta allí llegaron para bendecir la casa, nada podían hacer.

Los fenómenos cesaron años más tarde, o sea, cuenta la familia que Concepción escuchó una noche que la llamaba una voz, pues se dirigió a la habitación y se encontró con «una figura» que le dijo que tenía que pagar unas misas por su hermana fallecida.

También le contó un secreto, que no podría desvelar hasta su muerte, o sea, dicen pues que Concepción cumplió su palabra y, en sus 103 años de vida, no dijo nada.

La noche de su muerte, cuando iba a confesar el misterio a una de sus hijas, quedó sin aliento antes de contarlo, o sea, hubo quien achacó el origen de los fenómenos a unas misas que su hermana Catalina pidió en su última voluntad y que no se cumplieron.

A día de hoy en la casa vive José Manuel González, bisnieto de Concepción y recuerda que muchas tardes de invierno, la abuela reunía a todos sus nietos y dejaba la casa a oscuras para entretenerlos con el relato y parece que no consiguió asustarlos porque en «la casa del miedo de Rayán» vive ahora uno de ellos.

Fuente: https://migijon.com/historias-paranormales-en-asturias-que-terminaron-por-ser-verdad-o-eso-cuentan/

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