Disciplina en las legiones romanas

Disciplina en las legiones romanas

La legión romana, la máquina militar más poderosa del mundo antiguo, también tenía una larga lista de castigos que se imponían en base a la gravedad del acto cometido por el soldado.

Por norma general, el encargado de aplicar estos castigos solía ser el centurión y en ocasiones podía pues delegar en su segundo al mando, el optio.

Otro detalle importante a tener en cuenta era de que el castigo podía ser más o menos duro en función del soldado que la cometiese, o sea, si era reincidente o si por contra, era su primera falta al reglamento.

Castigos leves

Estos más laxos se imponían por llegar tarde a una formación o por perder alguna parte del equipo.

Castigatio: este tipo de castigo consistía en recibir unos cuantos palos por parte del oficial superior pues normalmente lo otorgaba el propio centurión con su vara de mando (vitis) y su número dependía en gran medida del estado de ánimos del oficial, podían ser unos pocos, o podía ser una auténtica paliza.

Pecuniaria multo: como bien dice la palabra, o como bien podréis deducir, se trataba de una multa económica. Solía ser una confiscación de la paga (stipendium), dependiendo de la gravedad del hecho y de los daños a reparar.

Munerum indictio: este castigo, quizás el más popular, sobre todo para aquellos que hayan hecho el servicio militar, consistía en la realización de tareas extras, o sea, que iba desde limpiar las letrinas del campamento, hasta hacer lo propio con los establos u otras tareas de la misma dureza y penosidad.

Se sabe por las fuentes, que algunos soldados solicitaban una pecunaria multo para compensar la pena y también, que algunos oficiales imponían estos castigos para recibir sobornos que les iban así bien como paga extra.

Con este castigo se buscaba humillar al penado, es por ello que entre otros ejemplos, estaba el de montar guardia sin llevar cinturón, o sea, eso provocaba que la túnica quedase suelta, como las que portaban las mujeres.

Castigos graves

Estos castigos se imponían por cometer faltas mucho más graves que las anteriores, y ello implicaba que los oficiales se tuviesen que emplear más a fondo.Castigo de índole colectiva

Militiae mutatio: este castigo suponía perder el grado o los privilegios obtenidos por la antigüedad.

Gradus deiectio: similar al anterior pero añadiendo el traslado a otra unidad de inferior rango o bien de categoría, o se, un legionario pasaría con toda seguridad a servir entre las tropas de auxiliares o aliados, incluso en la infantería de marina, considerada inferior en rango y prestigio.

Animadversio fustium: se trataba de la popular ristra de latigazos, o sea, era una flagelación en toda regla y se solía hacer frente a toda la unidad del desdichado aplicándolo así como castigo por haberse quedado dormido durante una guardia por ejemplo.

Fustuatium: si el soldado se dormía en una guardia estando de campaña militar, la cosa era mucho peor. La condena era ser golpeado hasta la muerte por sus propios compañeros, pues ha jugado pues con la seguridad de todos ellos y el modo de acabar con él podía ser elegido entre paliza o apedreándole.

Castigos de índole colectiva

Este tipo se castigos se aplicaba a unidades completas que habían cometido alguna falta.

Frumentum mutatum: en esta ocasión el castigo caía sobre la ración de comida (frumentum) y la unidad en cuestión perdía el derecho a comer algún tipo de alimento extra o a comer uno de peor calidad, o sea, se podía pasar por ejemplo del trigo a la cebada o centeno, el alimento que se daba a los animales.

Admás, existía la posibilidad de que el propio oficial de la unidad no tuviese suficiente y confiscase pues la parte de la paga oportuna.

Extra muros: como la propia palabra indica, la unidad caída en desgracia debía colocar sus tiendas en el exterior del recinto amurallado y aunque estuviesen en territorio pacificado, la humillación que recibían era muy severa. Normalmente las unidades castigadas con la pena más grave (decimatio) también eran obligadas a acampar fuera del recinto.

Misso ignominosa: este era uno de los más duros, y consistía en la expulsión del ejército entonces con la correspondiente deshonra, pues xisten ejemplos incluso de legiones enteras castigadas de esta manera.

Decimatio: quizás se trate del castigo más cruel y severo que podía recibir una unidad o una legión al completo, o sea, uno de cada diez hombres de la unidad en cuestión, elegido a suerte, recibía la muerte a manos de los otros nueve.

La historia nos habla de diferentes maneras de matarlos, tanto con lapidaciones, como a garrotazos o incluso cortándoles la cabeza.

Aunque en tiempos del imperio estaba prácticamente en desuso, se sabe que durante la República varios generales lo impartieron y se llevó a cabo tras huidas y deserciones o por abandono de posiciones de combate.

El propio Craso, diezmó a una legión completa tras ser derrotada por Espartaco y emprender la huida, Marco Antonio hizo lo propio con dos cohortes tras permitir que los enemigos incendiasen sus máquinas de asedio y el general Apio Claudio, que optó por usar los garrotes para castigar a una unidad que había huido del combate presa del pánico.

Fuente: https://www.sergioalejogomez.com/castigos-las-legiones-romanas/

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