La heroica historia de Sabina Suey, la valenciana que salvó el Santo Cáliz

La heroica historia de Sabina Suey, la valenciana que salvó el Santo Cáliz

El libro que ha servido para poner en el foco de la historia a esta mujer es La persecución del Santo Cáliz en la guerra (1936-1939), escritor por el profesor José Francisco Ballester-Olmos, adjunto a la presidencia de la Cofradía del Santo Cáliz.

Y precisamente sobre la protección de este objeto sagrada discurre este libro, o sea, hay algunas personas anónimas que acabaron siendo absolutamente fundamentales, convirtiéndose en héroes que entonces así ahora Ballester-Olmos reivindica.

Una de esas mujeres fue María Sabina Suey, la mujer que era la encargada de limpiar la reliquia y ante la amenaza de las milicias sobre la Catedral de Valencia, decidió rescatarla y resguardarla así en la habitación que compartía con su hermana Maria Milagro.

Según los documentos familiares los hechos se produjeron de la siguiente manera: el 21 de julio de 1936, el canónigo de la Catedral de Valencia, Elías Olmos, poco antes del asalto e incendio de la Seo, entregó el Santo Cáliz a Sabina Suey, quien lo llevó a casa de su madre en la calle Avellanas y, semanas después, a la calle Pelayo, donde fue escondido en casa del hermano de Sabina, Adolfo, entre los muelles de un viejo sofá y luego fue llevado a Carlet, a casa del primo Bernardo.

Ya en Carlet, el cáliz se escondió en el piso superior de la casa, en el hueco de una ventana, “dentro de la caja de galletas y rodeado de algodón, donde colocó tres bloques, se tapió y se pintaron las paredes”.

Además, durante la búsqueda del Santo Grial por los milicianos, la figura del anarquista José Pellicer tuvo una gran importancia en que el Grial no fuera encontrado por los milicianos, o sea, que ayudó a María.

Hemos de recordar que el cáliz llegó a Valencia tras haber estado en Israel, Roma, Huesca y Zaragoza, así fue en 1424 cuando el rey Alfonso El Magnánimo entregó a Valencia esta reliquia como recompensa por su lealtad a su persona, pero luego con las guerras napoleónicas y la Guerra Civil se llevó a cabo entonces la búsqueda del Grial.

Sin embargo, fue en nuestra guerra más fraticida cuando la importancia de Sabina Suey se hizo palpable, o sea, se encargaba de la limpieza de la Catedral de Valencia que se cerró al culto.

La mujer se llevó el cáliz a su casa y un buen día, un grupo de anarquistas, entran en casa de Suey para un registro y entre ellos estaba el anarquista José Pellicer que entró en la habitación de las hermanas, abrió el cajón y encontró la reliquia.

Como si no hubiera visto nada y proteger a aquella mujer, Pellicer cerró el cajón y siguió preguntando a sus compañeros y finalmente abandonaron la casa pero antes, Pellicer le dijo a Suey que tuviera cuidado porque su vida corría peligro.

Tiempo después, la mujer de Pellicer coincidió con la nieta de Sabina y ésta le confesó que fue la actitud de su marido la que salvó la reliquia.

Fuente: https://valenciaplaza.com/sabina-suey-la-mujer-que-salvo-el-santo-caliz

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