Leyenda de la Corona de hierro de Lombardía

Leyenda de la Corona de hierro de Lombardía

Se le llama de «hierro» porque los católicos creen que la lámina interior, de un centímetro de ancho, se realizó fundiendo un clavo usado en la crucifixión de Jesús.

Según la tradición, hacia el año 324, Elena, madre del emperador Constantino I, hizo excavar pues el área del Gólgota en busca de los instrumentos de la Pasión de Cristo.

En aquellas excavaciones se encontró aquella, que fue identificada como la Vera Cruz que aún resulta que tenía clavados los clavos y tras ello, Elena dejó la cruz en Jerusalén, llevándose pues en cambio los clavos consigo.

De vuelta en Roma, con uno de estos creó un bocado de caballo e hizo colocar así otro sobre el yelmo de Constantino con el fin de que el emperador y su caballo fuesen protegidos en las batallas.

Dos siglos después, el papa Gregorio Magno habría donado los clavos a Teodolinda, que era princesa de los longobardos, como un regalo diplomático, aunque no mencionó esto en las donaciones suyas, que sí están documentadas.

Una vez que fueron a parar a manos de Teodolinda, esta donó la corona a la iglesia de Monza en el 628 y sería ella quien hizo fabricar la corona e insertar el clavo forjado en la misma en forma de lámina circular.​

La identificación de la lámina metálica inserta en la corona con el clavo de la Pasión de Cristo parece pues provenir del siglo XVI y San Carlos Borromeo, que relanzó la veneración del sacro bocado en la catedral de Milán, visitó más veces la Corona de hierro y rezó ante ella.

En 1602 Bartolomeo Zucchi afirmaba con certeza que la corona era la diadema de Constantino en la que se encontraba el sacro clavo y un siglo más tarde, Ludovico Antonio Muratori expresaba lo contrario, o sea, afirmando que la lámina, en comparación con un clavo romano de crucifixión, era pues demasiado pequeña.

Mientras tanto, también las autoridades eclesiásticas examinaron el problema, o sea, el papa Clemente XI decretó finalmente en 1717 que, no obstante la falta de certeza sobre la efectiva presencia del clavo en la corona, se autorizaba la veneración como reliquia sobre la base de la tradición ya secular en este sentido.

Lipinsky, en su examen de la Corona de hierro en 1985, señaló que el anillo interior no atrae un imán y el análisis del anillo interior efectuado en 1993 puso de manifiesto que está realizado en plata.

Según Valeriana Maspero, esta fue insertada por Branciforte en 1345 para soldar la corona que había sido dañada tras el robo de dos de las placas.

Maspero, en cambio, sostiene que la corona sí es, en realidad, la diadema de Constantino y que así con el sacro clavo hubiesen sido forjados dos pequeños arcos que eran usados para enganchar así la diadema al yelmo.

Cuando los bizantinos desengancharon la diadema para dársela a Teodorico, estos retuvieron también los pequeños arcos y el yelmo permaneció así expuesto en la iglesia de Santa Sofía de Constantinopla sobre el altar hasta el saqueo veneciano de 1204, para después perderse su pista.

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Corona_de_hierro

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