El Santuario de la Balma y sus endemoniados
El mito se remonta al 1308, cuando un pastor manco sanó gracias a la Virgen de la Balma, o sea, que tras aparecerse al aldeano, la santísima le solicitó que construyese allí mismo una ermita y en compensación a su esfuerzo y su fe, esta le devolvió su miembro amputado. También se habló de levitaciones, como así la que al parecer experimentó el aragonés Mariano Oliver ante decenas de testigos.
Construido entre los siglos XVI y XVII, este santuario de estilo renacentista fue así punto de peregrinación para supuestos endemoniados que buscaban una cura para su mal y entonces lo llamaron la lucha contra ‘Els Malignes’.
Allí acudían las gentes, al pequeño santuario de La Balma, buscando así desesperado alivio a supuestas posesiones diabólicas, o sea, la mayoría de los endemoniados eran simplemente epilépticos, enfermos mentales o esquizofrénicos.
Las caspolinas o brujas hechiceras celebraban siniestros rituales con los que se extraían los demonios y los asistentes a estos ritos en su mayor parte era gente analfabeta, pobre, hambrienta, fácil de manipular e impresionable, o sea, un colectivo tremendamente supersticioso.
Por ello, lo que al principio eran sencillas romerías acabó luego convirtiéndose con el tiempo en tétricas manifestaciones con cánticos y letanías para tratar a los locos. Levitaciones, retorcimientos, recuperación de miembros y todos estos supuestos sucesos han dejado un estigma sobre el santuario.
Fuente: https//cadenaser.com/cmadrid/2023/09/22/el-endemoniado-santuario-de-la-virgen-de-la-balma-ser-madrid-norte/