El secuestro de Charley Ross

El secuestro de Charley Ross

Charles Brewster «Charley» Ross (4 de mayo de 1870 – desaparecido el 1 de julio de 1874) fue la víctima principal del primer secuestro por rescate en la historia de Estados Unidos en recibir amplia atención de los medios de comunicación.​

El 1 de julio de 1874, Ross de cuatro años y su hermano de cinco Walter Lewis jugaban en el patio de la de su familia en Germantown en Filadelfia (Pensilvania, EE.UU.) yun carruaje se detuvo y fueron abordados por dos hombres que les ofrecieron caramelos y fuegos de artificio a los chicos si venían a dar un paseo con ellos.

Los niños estuvieron de acuerdo y bajaron a Filadelfia hasta una tienda donde a Walter se le ordenó ir a comprar los fuegos de artificio con 25 centavos que le dieron, pero al salir vio que el vehículo y también sus ocupantes habían desaparecido, o sea, Charley Ross nunca fue vuelto a ver.

Christian K. Ross, el padre de los niños, empezó a recibir demandas de rescate aparentemente por parte de los secuestradores, o sea, llegaron en la forma de notas enviadas desde oficinas de correo en Filadelfia y otros lugares, todas escritas con una letra extraña y tosca, en un estilo semianalfabeto donde aparecían muchas palabras simples mal escritas.

Las comunicaciones en general solicitaban un rescate de $20,000 y las notas advertían pues además de la no intervención policial, o sea, que amenazarían la vida de Ross si Christian si no cooperaban.

Como consecuencia de ello, Christian Ross como no tenía esa cantidad de dinero pedida para el rescate de su hijo, fue a la policía y el secuestro pronto se convirtió en noticia nacional.

Además de la amplia cobertura de la prensa, algunos ciudadanos prominentes de Filadelfia solicitaron la ayuda de la famosa agencia de detectivee Pinkerton, quienes imprimieron millones de volantes y carteles de búsqueda con la descripción de Ross.

Varios intentos se realizaron para proporcionar a los secuestradores el dinero del rescate dictado en las notas, pero en cada caso los secuestradores no aparecieron para recogerlo y debido a ello, finalmente, la comunicación cesó.

En la noche del 13 de diciembre, cinco meses después del secuestro, la casa en Bay Ridge, Brooklyn que perteneccía al juez Charles Van Brunt fue robada y Holmes Van Brunt, hermano de Charles, vivía al lado, y reunió a miembros de su casa, armados con escopetas, para atrapar a los intrusos en el acto.

Cuando entraron en la casa Van Brunt, vieron dos linternas que se apagaban, y Holmes y sus hombres lanzaron hacia allí un torrente de disparos, alcanzando a los ladrones donde estaban, o sea, eran pues Bill Mosher y Joe Douglas, delincuentes profesionales que recientemente habían sido liberados de prisión.

Mosher murió al instante mientras Douglas era herido mortalmente, pero todavía vivió aproximadamente dos horas y fue capaz de comunicarse con Holmes, pero no hay un consenso claro sobre lo que Douglas le dijo a Holmes.

La mayoría está de acuerdo en que Douglas dijo que no tenía sentido mentir, o sea, sabía que se estaba muriendo así que admitió que él y Mosher habían secuestrado a Ross y sus declaraciones adicionales, si de verdad las hubo, fueron más polémicas.

O bien dijo que mataron a Ross, o que Mosher sabía dónde estaba Ross, posiblemente añadiendo que así sería devuelto ileso a sus padres en unos cuantos días.

En cualquier caso, no dio pistas sobre la ubicación de Ross ni sobre otros detalles del delito, y murió poco después, pues Walter Ross fue llevado a la ciudad de Nueva York, para contemplar los cuerpos de Mosher y Douglas con objeto de determinar si eran los hombres del paseo en carruaje.

Walter confirmó que eran los mismos hombres quienes se llevaron a los chicos de delante de su casa el pasado verano y Mosher en particular era muy identificable porque tenía una malformación en la nariz, la cual Walter había descrito a la policía como «nariz de mono».

Para la mayoría, la cuestión de quienes eran los hombres del carruaje había sido resuelta más allá de toda duda razonable, pero Charley Ross seguía desaparecido.

Un expolicía de Filadelfia llamado William Westervelt, un antiguo asociado de William Mosher (y hermano de su esposa), fue arrestado y retenido en relación con el caso y tras ello, fue juzgado en 1875 entonces por secuestro.

Aunque Westervelt era amigo y quizás confidente de Mosher, pues mientras aguardaba en prisión pues la celebración del juicio le había dicho a Christian Ross que su hijo estaba vivo en el momento de la muerte de Mosher, prácticamente no había ninguna evidencia que lo relacionara con el crimen en sí.

Walter Ross, por su parte, insistió en que Westervelt no era uno de los hombres del carruaje que se los llevó y entonces gracias a ello, Westervelt fue declarado inocente del cargo de secuestro, pero entonces si fue declarado culpable de un cargo menor de conspiración y cumplió seis años de prisión, pero resulta así que siempre mantuvo su propia inocencia y juró no saber el paradero de Charley Ross.

Cartas solicitando el rescate por el secuestro del pequeño Charley Ross

Dos años después del secuestro, Christian Ross publicó un libro sobre el caso, titulado así «La historia del padre de Charley Ross, el niño secuestrado», con el fin de recaudar dinero para continuar la búsqueda de su hijo.

Hacia 1878, el interés de los medios de comunicación en el caso había empezado a decaer y entonces así para renovar el interés, Ross reimprimió el libro y empezó a dar conferencias en Boston. ​

Christian Ross y su esposa continuaron buscando a su hijo hasta sus muertes (él murió en 1897 y su mujer murió en 1912), pues siguieron pistas y entrevistaron hasta 570 niños, adolescentes, y finalmente incluso a hombres adultos de todo el mundo que afirmaban haber sido Charley Ross.

Todos demostraron ser impostores, o sea, debido a ello, los Ross gastaron así aproximadamente $60,000 buscando a su hijo y en 1924, los diarios empezaron a publicar historias sobre el caso al cumplirse el 50.º aniversario del secuestro de Ross.

Por aquel tiempo, Walter Ross trabajaba como corredor de bolsa y en varias entrevistas, dijo que él y sus tres hermanas todavía recibían cartas de hombres de mediana edad reclamando ser su hermano.

En 1934, Gustave Blair, un carpintero que vivía en Phoenix, Arizona, solicitó a un tribunal que entonces lo reconociera como el auténtico Charley Ross y Blair reclamó que después de ser secuestrado, vivía en una cueva y fue finalmente adoptado por un hombre quien le dijo que era Charley Ross.

Walter Ross rechazó la reclamación de Blair llamándole «chiflado» y añadiendo pues, «La idea de que mi hermano está todavía vivo no sólo es absurda, sino que la historia del hombre parece no ser convincente. Hace mucho tiempo que abandonamos la esperanza de que Charles sería encontrado vivo.»

Como la reclamación de Blair no fue respondida, así el tribunal dictaminó que Blair era Charles » Brewster Ross» en marzo de 1939 y a pesar del fallo, la familia Ross rechazó reconocer a Blair como su pariente y no le legaron dinero o propiedades de sus padres.

Blair se mudó brevemente a Los Ángeles intentado vender su historia a un estudio de Hollywood pero no tuvo éxito y tras ello se trasladó a Germantown con su esposa antes de regresar a Phoenix falleciendo así en diciembre de 1943 aun afirmando que era Charley Ross.

El caso, y en particular los destinos de Mosher, Douglas, y Westervelt, sirvió como un elemento disuasorio para otros potenciales secuestradores por rescate: pasaría un cuarto de siglo antes de que otro secuestro por rescate de alto perfil surgiera con el caso de Edward Cudahy Jr. en 1900.

La conocida advertencia de «no tomar caramelos de desconocidos» se dice que proviene del secuestro de Charley Ross y el Charley Project, una de las principales bases de datos de personas desaparecidas en los EE. UU., lleva su nombre.

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Charley_Ross

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