El encuentro de Ceferina Vargas con los humanoides de «rostro repulsivo»

El encuentro de Ceferina Vargas con los humanoides de «rostro repulsivo»

Ceferina Vargas Martín, que por aquella época tenía 20 años de edad, sobre las 19:30 h. del 3 de agosto de 1977 se dirigía a pie desde la Aldea de Escalada a casa de su abuela en la Aldea de Calabazares.

A la altura de Almonaster La Real (Huelva), cuando caminaba por uno de los senderos que unen ambas aldeas y encontrándose a pocos metros de un arroyo, casi oculto por la vegetación, nota que un reflejo cegaba sus ojos y extrañada por ello, atribuye el hecho a un posible cristal o espejo iluminado por el sol.

Varios metros más adelante vuelve a suceder lo mismo, pues esta vez el deslumbramiento la deja así algo aturdida y sintió como sus fuerzas flaqueaban, o sea, en ese momento vio a unos 4 m. de ella, y además en un lugar del que provenía la segadora luz, a dos figuras de aspecto humano cuyas descripciones pues corresponderían a una mujer de unos 2 metros de altura y a un hombre de 1,70 m. con rostro repulsivos, grandes ojos, cabellos rubios y piel de color amarillo limón.

La mujer tenía pelo largo rubio, cejas arqueadas, ojos muy grandes, no distinguió nariz sólo dos orificios y una línea por boca que no se abría, sólo se movía vistiendo una túnica verde, mientras que el hombre así tenía los mismos rasgos que la mujer, pelo corto y alborotado y vestía túnica marrón claro con destellos.

Pierde el conocimiento durante una media hora y al llegar a casa de su abuela comprueba que le falta de su bolso el Documento Nacional de Identidad, comprueba que el reloj carece de corona y le faltan varios billetes de autobús.

Al día siguiente acude a la Guardia Civil y presenta una denuncia, o sea, acompañada por varios agentes del cuerpo vuelve al lugar, se realiza una inspección ocular y los agentes encuentran un lugar que por las huellas pudo estar sentada la testigo.

En el posterior examen medico no se le detecta nada anormal, padeciendo alteraciones del sueño, nervios y se despierta repetidas noches gritando que en su habitación hay bichos.

Hay también un hecho curioso, al intentar realizar fotografías del escenario del suceso, sin ninguna razón aparente el flash de las máquinas fotográficas se «descontrolaba», de tal forma que tomaba carga pero sin pulsar el disparador de la máquina fotográfica, éste se disparaba solo, repitiéndose así este fenómeno de manera continuada, pues este mismo flash, se utilizó el otro lugar y funcionó con total normalidad.

Fuente: https://fronterainvisible.wordpress.com/2020/08/09/el-encuentr-de-ceferina-vargas-con-los-humanoides-de-rostro-repulsivo-almonaster-la-real-huelva/

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