Bancos de cerámica y escudos de la Plaza de España de Sevilla: Logroño

Bancos de cerámica y escudos de la Plaza de España de Sevilla: Logroño

El mosaico de azulejos dedicado a Logroño en la Plaza de España de Sevilla muestra la renuncia de Dª Berenguela de la corona y la proclamación de su hijo Fernando como soberano de Castilla en 1217.

Berenguela I de Castilla era hija primogénita de Alfonso VIII de Castilla y de Leonor de Plantagenet, lo que la hacía nieta por línea materna del rey Enrique II de Inglaterra y su esposa, Leonor de Aquitania.

Se firma un contrato matrimonial con Conrado, duque de Rothenburg, hijo pues del emperador Federico I Barbarroja. Sin embargo, el matrimonio no se consuma por la edad de la novia y, además, resulta así pues que el posterior nacimiento del hermano de Berenguela, Fernando (que es designado heredero al trono), hace que el enlace pierda de todo interés para el emperador germano, que exige a su hijo que vuelva así a casa.

El matrimonio es anulado y, un año más tarde, Berenguela se casa con su tío segundo, o sea, con el rey de León Alfonso IX, con el que tiene cinco hijos y al morir su padre, es nombrado sucesor su hijo Enrique de tan sólo diez años.

Su hermana Berenguela ejerce de tutora y regente hasta que, presionada por la nobleza y tratando así de evitar enfrentamientos sangrientos, entrega la regencia a Álvaro Núñez de Lara.

Sin embargo, el destino interviene y, en un desgraciado accidente, o sea, una teja cae sobre la cabeza del pequeño Enrique, que se encontraba jugando con otros niños en el patio de palacio y lo mata, dando así el caso de que Berenguela es nombrada reina de Castilla y, en el mismo acto de proclamación, renuncia al trono en favor de su hijo Fernando, que se convertiría en Fernando III el Santo.

Siempre permaneció al lado de su hijo, aconsejándole y reinando así durante las numerosas ausencias de éste con motivos de las guerras de reconquista y se retrata en la época como una mujer virtuosa, hábil en política y protectora de las letras y el clero, llegando a supervisar así personalmente la construcción de las catedrales de Burgos y Toledo.

El concejo de Logroño en la Edad Media usaba un sello con un puente defendido con tres torres sobre el Ebro, cuyas improntas aún se conservan en el Archivo Municipal de la ciudad.

El puente del escudo muestra el antiguo puente de piedra fortificado sobre el río Ebro, de una fecha de construcción imprecisa, pero que ya aparece citada en el fuero de la ciudad de 1095.

Este puente tuvo una gran importancia tanto económica, como lugar frecuente de paso, como defensiva y de ahí su reflejo en el blasón, pero además el antiguo puente fue derruido a finales del siglo XIX y así luego sustituido por el actual en el mismo emplazamiento.

Este emblema, de tipo monumental y que reflejaba la importancia del puente en la ciudad, como frontera con el vecino reino de Navarra y pieza clave del Camino de Santiago, se verá aumentado el 5 de junio de 1523 por el rey Carlos I de España.

El Emperador otorgó las tres flores de lis del rey de Francia para el blasón de la ciudad por su resistencia al cerco de las tropas franco-navarras en 1521 y en este documento, aparece en el centro el blasón, aún sin los privilegios ni el timbre.

El 3 de marzo de 1860, preocupado el ayuntamiento por el mal uso y dejadez en las representaciones así heráldicas de las armas logroñesas, acordó dibujar el escudo en las actas municipales, pero el puente con los tres castillos fue usado con anterioridad como blasón de la ciudad.

Fuente: https://www.hispalceramica.com/blog/bancos-de-ceramica-y-escudos-de-la-plaza-de-espana-de-sevilla-logroño/

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