Leyenda del anillo de Doña Alba

Leyenda del anillo de Doña Alba

Doña Alba, era una anciana dama de la aristocracia mexicana que a lo largo de su vida, había ido acumulando cada vez más dinero, pero lo que el destino no quiso darle fue un heredero.

Por ello, enfermó y viendo cada día más cerca a la señora de la Guadaña, que tarde o temprano vendría a por ella, el miedo y la incertidumbre sobre lo que ocurriría con sus posesiones resulta así que apenas la dejaban descansar.

Devota por convención y tras realizar sus rezos oportunos, el Jueves Santo se metió en la cama como cualquier otro día y durante esa noche vio cómo iba a morir con sumo detalle.

Tiempo le faltó para ir a buscar consuelo junto a su párroco del pueblo: «ay padre, le juró que el propio Satanás ha venido a verme» y este al escuchar sus palabras trató de calmarla.

Pero ésta, estaba cegada por el miedo: «mi muerte está cerca. Lo sé, ya nada se puede hacer» y así fue como la anciana explicó su última voluntad al padre: «cuando yo muera, quiero que mis posesiones y fortuna sea repartida entre los más pobres». «Que así sea», concluyó el cura.

Doña Alba todos los días esperaba a la Muerte para que se la llevara, o sea, su alma ya estaba preparada y cuando se cumplían dos semanas del fatídico sueño, la campanas de la parroquia empezaron a doblar.

Lo que había sido una pesadilla ahora se convertía en un profecía que se cumplía y tras ello, sus vecinos le dedicaron sus rezos, pues la anciana había sido una buena mujer que había cuidado siempre de los más necesitados, dando parte de su dinero para construir orfanatos o clínicas que dieran consuelo.

Sin embargo, a su entierro solo asistieron el clérigo confesor y uno de sus servidores, quien en silencio y pensando en la vieja señora protegía con su paraguas al cura de la lluvia, o sea, que hasta el cielo parecía llorarla.

Pero siempre hay alguien que no deja descansar en paz ni a los muertos, o sea, uno de los supultureros, al meter el cuerpo de doña Alba bajo tierra se había percatado de que ésta portaba un anillo y al ver que no se lo podían quitar decidieron cortarlo con el dedo incluido.

Cuando se estaban yendo, a la salida del cementerio, se encontraron a doña Alba que enfurecida por el robo, los señalaba con su dedo todavía ensangrentado por la reciente amputación y así según cuenta la leyenda fue encontrado al día siguiente, tartamudeando, pálido y en muy malas condiciones.

Fuente: https://leyendasdemexico.info/el-anillo-de-dona-alba/

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