El Tribunal de las Aguas de Valencia, la institución de justicia más antigua de Europa

El Tribunal de las Aguas de Valencia, la institución de justicia más antigua de Europa

Declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad el 30 de septiembre de 2009, el Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia es la más antigua institución de justicia existente en Europa.

Aunque ya existiera desde tiempos de los romanos alguna institución jurídica que resolviera entonces los problemas del agua en tierras de Valencia, la organización que hemos heredado data de los tiempos de Al-Andalus y, muy posiblemente, de la época del Califato de Córdoba, perfeccionada desde los primeros momentos de la conquista del Reino de Valencia por el rey don Jaime.

Modelo de justicia, reconocido por todas las ideologías, culturas y pueblos que configuran entonces la rica personalidad valenciana, ha resistido el paso de los tiempos; ni la Valencia foral, ni el centralismo de nuevo cuño borbónico, ni las Cortes de Cádiz de 1812, restaron jurisdicción a este tribunal que incluso la Constitución española de 1978, nuestro Estatuto de Autonomía, la Unesco y otros organismo de ámbito internacional, valoran y tienen en gran consideración.

El Tribunal se reúne todos los jueves del año a las 12:00 horas (haya litigios o no), entonces en la puerta de los apóstoles de la Catedral de Valencia, donde posteriormente se celebra una sesión administrativa en la Casa Vestuario de la Plaza de la Virgen de Valencia para discutir diversos asuntos, principalmente esos que estan relacionados con la distribución del agua.

El comienzo del Tribunal lo dan las campanas del Miguelete y si llueve se reúne en la Casa Vestuario, justo al lado; pero además, las únicas excepciones son: los jueves festivos, motivo por el cual se reúnen así pues el miércoles anterior a este; y 2 jueves al año, entre el 25 de diciembre y el 6 de enero.

La escasez de agua para el riego en la fértil vega de Valencia, admiración de viajeros que a lo largo de los siglos pasaron por estas tierras valencianas ponen de relieve las bondades de la huerta de Valencia y la necesidad de una sabia, equitativa y justa distribución del agua que había de llegar a las 17.000 Has. de tierra de regadío a través de un complejo sistema de acequias madre, con sus brazos e hijuelas, “sequiols” y “sequiolets” que tomaban el agua del río Turia, o sea, de ahí nació el concepto de “fila” (‘parte sacada de un todo’), que no es un volumen fijo de agua sino variable en función del caudal total del río.

Ocho son las acequias madre que toman agua del río Turia a través de sus azudes; por la margen derecha, las de Quart, Benácher y Faitanar, Mislata-Chirivella, Favara y Rovella; por las margen izquierda, las de Tormos, Mestalla y Rascaña.

Ellas son las encargadas de retirar del río la parte correspondiente de las 138 filas en que se distribuye el agua del caudal existente en el lugar en que arranca la primera de las acequias, la de Quart; así pues de esa manera, el agua llegará hasta la última de ellas y fertilizará los campos correspondientes sin verse así perjudicada por su situación.

Mas, la organización de los riegos necesita de una institución que cuide de la administración del agua y de la observancia de las normas con que la sabiduría y experiencia del hombre de la huerta la fue pues dotando.

Las Comunidades de las acequias se rigen por viejas Ordenanzas, trasmitidas por vía oral desde tiempos de los árabes y escritas desde principios del s. XVIII.

Una Junta administradora, elegida democráticamente entre todos los miembros de la Comunidad, al igual que el síndico-presidente de la misma, vela por el cumplimiento estricto de las normas y además, resulta que todos ellos deben ser labradores, cultivadores directos de sus tierras y además, con conocida fama de “hombre honrado”.

Síndico y vocales se ven ayudados en su trabajo por el Guarda de la acequia, empleado que cuida de que el agua llegue a todos según su turno o tanda de riego, comunicando las infracciones cometidas para que éstas sean denunciadas y juzgadas en el Tribunal de las Aguas.

El Tribunal de las Aguas está constituido por los síndicos de las ocho acequias, presidido por un síndico-presidente elegido de entre ellos, pero hubo tiempo en el que fueron pues siete hasta que la acequia de Benager-Faitanar se desgajó de la de Quart y pasó a ocho el número de síndicos.

Mas, sería interesante que fijáramos la atención en una serie de detalles que explican así pues su perfecto funcionamiento y la razón de su supervivencia a lo largo de los tiempos.

En primer lugar, el Tribunal no sólo tiene autoridad sobre una acequia, sino sobre el conjunto de las todas ellas; en segundo lugar, sus síndicos han sido elegidos democráticamente de entre los miembros regantes de su respectiva comunidad; es decir, no se trata de una autoridad superior la que impone los jueces, sino las bases las que eligen el juez para que les juzgue, por lo que así siempre se busca a los miembros más honestos y justos en cumplir con su deber.

Finalmente, y como pone de relieve V. Giner Boira, no son sus miembros personas legas en derecho, pues, si bien es cierto que no son personas de formación jurídica, no son desconocedores del derecho que han de aplicar, basado en unas ordenanzas que dominan a la perfección y que constituyen el corpus jurídico por el que se rige cada una de las Comunidades de las Acequias (sus turnos de riego, las obligaciones de limpieza de canales y acequias, pago de aportaciones para gastos generales de la Comunidad,…).

Todo ello explica su autoridad moral, su pervivencia, el respeto que se tiene a sus sentencias, siempre así acatadas hasta el punto de que no ha sido nunca necesario acudir a la jurisdicción ordinaria para el total cumplimiento de las mismas.

Incluso, se ha dado el caso de ser denunciado ante el Tribunal algún síndico miembro del mismo, y éste, con la mayor naturalidad, se ha desprovisto de su blusón de huertano, que viste con gran dignidad, cual toga de magistrado, y se ha colocado en el lugar de los acusados para esperar la deliberación y sentencia y, acto seguido, ha vuelto a su lugar en el Tribunal para proseguir el orden del día.

Estudiosos del derecho de todas las latitudes han encontrado en esta Institución el modelo de un claro funcionamiento jurídico que la ha hecho presente en cuantos temas relacionados con el agua.

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