Los diez milagros del Papa Pío V

Los diez milagros del Papa Pío V

Pío V de nombre secular Antonio Michele Ghislieri (Bosco, 17 de enero de 1504-Roma, 1 de mayo de 1572) fue el 225° papa de la Iglesia católica, soberano de los Estados Pontificios entre 1566 y 1572 y en 1712 canonizado por el papa Clemente XI .

San Pío V fue el Papa de la Contrareforma, de la Inquisición, de la Misa, de Lepanto y además de todo eso en cuanto Santo obró también portentosos milagros en vida y en muerte donde destacamos entre todos ellos estos:

1. Una mujer energúmena [endemoniada], presentada ante San Pío en el pórtico de la Basílica Vaticana, al ser bendecida por el Santo, que le hizo tocar su estola, a vista de todo el pueblo resultó perfectamente libre.

2. Estando a punto de partir de Roma el embajador del Rey de Polonia, suplicó en ese momento al Santo, que pasaba por la plaza de San Pedro, que quisiera concederle alguna reliquia. En ese punto, él, ante el propio pañuelo, recogió con sus manos alguna cantidad de polvo de la misma plaza, y entonces después de haberla puesto dentro, la consignó a aquel Señor, el cual retornado a casa, temiendo haber sido pues burlado del Papa, lo abrió, y con su inmenso estupor encontró todo aquel polvo embebido de sangre, de la cual también se manchó el mismo pañuelo: y era sangre de Mártires, de los cuales estaba bañado aquel lugar en los tiempos de las persecuciones.

3. Una tarde, San Pío cuando fue a besar los pies de un Crucifijo tallado los retrajo la Santa figura más de una vez, o sea, ante la sorpresa del Pontífice del admirable acontecimiento, y dudando razonablemente, que su Señor con tan gran milagro le hubiese querido salvar de las insidias de alguna persona malvada, ordenó que se restregaran los santos pies con una hogaza de pan, la cual fue dada a comer a un perro, que murió a un tiempo, de tan violento que era el veneno.

4. Un ministro inglés en Oxford, habiendo subido al púlpito, se puso a exclamar contra San Pío, o sea, en un momento dado mientras imploraba injurias y calumnias contra él, de repente dejo de articular palabra y como consecuencia de ello, a los ocho días falleció.

5. El Padre Miguel Bonelli, prior del Hospital de la Consolación de Roma, habiendo sido atormentado por más de seis años por un grandísimo tumor en la garganta, que le ocasionaba dolores excesivos, entonces sanó gracias a la intercesión de San Pío.

6. San Felipe Neri liberó otro obseso, tocándolo con el chapín [pantufla] del Santo, que acostumbraba así llevar a los enfermos, habiendo hecho Dios muchísimas gracias por medio de la misma.

7. Destaca también el milagro hecho por el Santo en la persona de la Serenísima Princesa de Conti Ana María Martinozzi, probado concluyentemente en el proceso, realizado en París con clara autoridad del Ordinario.

Padecía la Princesa en todos sus embarazos un gran dolor de cabeza que la tornaba paralítica por unos continuos temblores que la agitaban: tanto más grave cuanto más estaba cercana al parto, además de síntomas y accidentes tales que la hacían abortar.

Sucedió este desventurado acontecimiento dos veces continuas, pero se temía en el tercer parto que aún fuese más grave, porque fue creído efectivamente que ella no podía evitar la muerte, mientras que en las ocasiones era obra del mal.

Entonces, fue exhortada por una de sus damas de honor que se encomendara a las oraciones de San Pío, o sea, llevó un bonete del Santo Pontífice, lo besó y ordenó que le fuese puesto en la cabeza; y entonces le cesó enseguida el dolor y el temblor hasta el punto de que esto solo podía tratarse de un milagro.

8. Algunas mujeres impúdicas, tan aborrecidas por San Pío, habiendo escuchado la noticia de la muerte de él, se alegraron, y se dirigieron a la Basílica Vaticana para ver su cadáver, con pensamiento de burlarse; pero al llegar allí, se pusieron a llorar todos sus pecados, y convertidas a Dios, comenzaron a llevar una vida honesta y devota.

9. Habiéndose desbordado extraordinariamente el Tíber, y amenazando furiosamente con inundar la ciudad y las campiñas de Roma, San Pío hizo lanzar uno de los Agnus Dei que había bendecido, o sea, inmediatamente las aguas volvieron a su cauce.

10. Habiendo sido hecho prisionero un soldado español por una partida de rebeldes, lo ataron a un árbol para matarlo con mosquetes, y le dieron más de veinte tiros sin herirlo, o sea, se sorprendieron al ver que todas las balas le caían a los pies sin hacerle daño alguno, como si su cuerpo fuese hecho de hierro y de bronce.

Atribuyeron primero el milagro a encantamiento, pero habiéndole desnudado completamente, resulta así que no encontraron en él nada más que un Agnus Dei bendecido por San Pío V, o sea, este milagro pues sirvió para confirmar en la Fe a muchos católicos que eran escepticos ante estos hechos.

Fuente: http://caballerodelainmaculada.blogspot.com/2019/05/diez-milagros-de-san-pio-v.html

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