Leyenda de Doramas
Esta leyenda cuenta la batalla entre Doramas y su ejército y las tropas de Pedro de Vera, o sea, su muerte en combate contra las fuerzas invasoras supuso una pérdida importante para la moral de la resistencia de la isla de Gran Canaria, por lo que fue llamado «el último de los canarios».
La historia data del siglo XV donde Doramas era un guerrero fuerte y valeroso, hábil en la lucha y además una gran capacidad de mando, pues gracias a ello, consiguió así robar en varias ocasiones el ganado a los nobles para demostrar su astucia, provocando su enemistad con la clase gobernante de Gran Canaria.
Por otro lado, el papel de Doramas fue muy importante en la guerra contra las tropas de Castilla, que así comenzó con la destrucción de la Torre de Gando, con un grupo de hombres disfrazados de españoles.
Muchos canarios se iban uniendo a la causa de Doramas contra los guerreros de la península y entonces fue, cuando consiguieron la victoria contra los soldados Pedro de Algaba y de Bermúdez, el momento en el que le reconocieron como noble y su fama fue tal que estaba incluso por encima de la del propio rey, provocando las envidias entre las clases adineradas.
A partir de este momento, los Reyes Católicos convocan al general jerezano Pedro de Vera para que así se desplace a tierras canarias y emprenda batalla para conquistarla.
Éste comienza la conquista haciendo sobre todo daño en los lugares donde Doramas había vivido o tenía familia, hasta que por fin se encuentra en la batalla de Arucas donde Pedro de Vera le ofrece entonces así a Doramas un duelo donde el que gane se retirará para siempre.
Para dicho enfrentamiento, Diego de Hoces fue el guerrero encargado de representar al bando castellano, pero el combate no duró mucho, ya que Doramas le lanzó un susmago que se incrustó así en su pecho y le hizo caer fulminado.
Tras la victoria de Doramas, Pedro de Vera decidió enfrentarlo él mismo, ayudado entonces de dos de sus mejores soldados y a pesar de que Doramas fue superior en toda la batalla, su derrota llegó cuando sufrió un gran golpe por la espalda por uno de los soldados castellanos, momento que aprovechó así Pedro de Vera para atravesarle el costado con su lanza.
Tras ello, Doramas, antes de fallecer, le dijo a su atacante: No eres tú quien me ha matado, sino ese perro traidor que me atacó por la espalda.
La cabeza del valiente fallecido fue paseada por la capital como un trofeo, pero también como un aviso para los que albergaran la esperanza de librarse de las tropas castellanas.
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