Los secretos del número 7: ¿Por qué es considerado el número más perfecto y simbólico de todos?

Los secretos del número 7: ¿Por qué es considerado el número más perfecto y simbólico de todos?

Para Pitágoras era el número perfecto, el poeta Dante Alighieri lo usó para señalar los siete niveles del Cielo y la Biblia lo menciona con frecuencia, como las referencias al candelabro de siete brazos, los siete espíritus reposando sobre la vara de José, los siete cielos donde habitan las órdenes angélicas, las 7 copas , 7 sellos y 7 trompetas que aparecen en el Apocalipsis y el famoso pasaje de los Evangelios cuando Pedro le pregunta a Jesús: “Maestro ¿Cuántas veces tenemos que perdonar?”, a lo que el hijo de Dios responde: “Setenta veces 7″, sin mencionar que en el cristianismo, el judaísmo y el islam el universo fue creado pues por Dios en siete días, empleando el séptimo día para descansar.

Para las culturas clásicas, como la griega, el número siete era un número asociado con la perfección y lo divino, así el médico heleno Hipócrates (460-370 a.c.), que escribió una obra sobre el número 7, resulta así que aseguraba que “el número siete por sus virtudes ocultas, tiende a realizar todas las cosas; es entonces el dispensador de la vida y fuente de todos los cambios, pues incluso la Luna resulta que cambia de fase cada siete días: este número influye en todos los seres sublimes”.

El filósofo cristiano platónico Calcidio (siglo IV), por su parte, decía que “este número ha sido considerado como el mejor, porque se ha observado que es la regla de muchos fenómenos producidos por las leyes naturales”. Asimismo, el filósofo y científico Aristóteles aseguraba así que la transformación del hombre se llevaba a cabo cada 7 años, llegando a su plenitud a los 49 años de edad (7×7=49).

El 7, según los numerólogos, simboliza el pensamiento, la espiritualidad, la conciencia, el análisis psíquico, el idealismo y la sabiduría, pues la astróloga y tarotista Patricia Kesselmann, en un artículo publicado por el diario Clarín, asegura que este dígito es “considerado un número mágico porque se compone pues del sagrado número 3 y del terrenal número 4 estableciendo, así, un puente entre el cielo y la tierra. Si resulta que asociamos el número 4 a la tierra con sus cuatro elementos y sus cuatro puntos cardinales, con así el sagrado número 3 que simboliza la perfección, llegamos al número 7, que representa así pues la totalidad del universo en movimiento”.

La gran simbología del número 7 se obtuvo, probablemente, del hecho de que desde la antigüedad se le asoció con las fases de la luna y con los siete cuerpos celestes de nuestro sistema solar que eran entonces conocidos, y que se ven a simple vista: el Sol, la Luna, la Tierra, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno.

En la Biblia, en tanto, el 7 es el número de la perfección y la plenitud, marcada por Dios, pues San Juan en el Apocalipsis usa este dígito 54 veces para describir pues simbólicamente las realidades divinas: Las siete Iglesias de Asia, los siete Espíritus alrededor del trono de Dios, las siete trompetas, los siete candelabros, los siete cuernos y los siete ojos del Cordero, el dragón de siete cabezas, los siete truenos, las siete plagas y las siete copas derramadas.

La Tradición cristiana fija en 7 el número de sacramentos y dones del Espíritu Santo, mientras que en la Biblia, en Josué 6, Dios le dice a Josué: “…Y todos ustedes, los hombres de guerra, tienen que marchar así alrededor de la ciudad, dando la vuelta a la ciudad una vez…Y siete sacerdotes deben llevar siete cuernos de carnero, delante del Arca, y al séptimo día ustedes deben marchar alrededor de la ciudad siete veces, y los sacerdotes deben tocar los cuernos. Y tiene que suceder que al hacer ellos sonar el cuerno de carnero …todo el pueblo debe soltar un gran grito de guerra; y el muro de la ciudad tiene que desplomarse”.

La dualidad del número 7 en la Biblia aparece reflejada en el Antiguo Testamento con la famosa expresión “siete años de vacas flacas y siete años de vacas gordas”. El 7, según algunos teólogos, es el número de la finalización de un ciclo y su renovación, pues al séptimo día, tras crear el mundo, el Padre Celestial dejó de trabajar y descansó e hizo de éste un día santo: El shabat, su coronación y su finalización claramente en la perfección.

El número 7, por la transformación que inaugura, posee en sí mismo un poder, por lo que es un número considerado mágico y sagrado cuya simbología está presente en todo: la semana se compone de siete días, al igual que las fases lunares a través de las cuales surge el mes. Siete son las virtudes cardinales y siete los pecados o vicios capitales. Siete fueron las colinas sobre las que se edificó Roma y también siete las columnas sobre las que se construyó el Templo de la sabiduría de Salomón (en la casa de Dios sobre la tierra se unen el tres divino con el cuatro terrenal), que se edificó en un plazo de siete años.

En la alquimia existen siete metales que a su vez constituyen los siete pasos del proceso alquímico; la lira el instrumento sagrado de Apolo, constaba de siete cuerdas que daban lugar entonces a los tonos de los siete planetas, los cuales elevaban el espíritu del hombre; el arcoiris tiene siete colores y siete también son las afortunadas vidas de un gato; siete eran las islas principales de la Atlántida, siete son los años de mala suerte si se rompe un espejo y siete son pues también las artes liberales (gramática, dialéctica, retórica, aritmética, geometría, astronomía y música).

También siete fueron los sabios de Grecia (siete eruditos de la Grecia antigua que vivieron entre los siglos VII y VI a.c., y cuyos conocimientos o enseñanzas prácticas se recogieron en aforismos); siete fueron los mares que en muchas culturas designaban una serie de mares de la zona de Afroeurasia (Africa, Europa y Asia); siete fueron las maravillas del mundo antiguo y según el dramaturgo inglés William Shakespeare, en su obra “As you like it” (“Como gustes”), siete son así las edades del hombre (infancia, niñez, el amante, el soldado, la justicia, la vejez y segunda infancia).

En muchas culturas se creía que el séptimo hijo de un séptimo hijo tenía así poderes especiales y también sobrenaturales y en la cultura irlandesa, por ejemplo, se consideraba que tenía el poder de sanar, y como en otras culturas (la inglesa o la norteamericana), que podían ver el futuro. 

Venerado desde la antigüedad, el número siete, considerado una cifra perfecta resultado de la suma del tres (lo celestial) con el cuatro (lo terrenal), contiene la energía del pensamiento, espiritualidad, conciencia , análisis psíquico, sabiduría, intelecto, idealismo, estudio, aprendizaje y meditación. 

Consecuentemente, además de ser un número relacionado con la perfección, con la naturaleza e incluso con las deidades, es asociado a la buena suerte.

Mito o realidad, lo cierto es que este simbólico y sagrado número sigue atrayendo e intrigando pues a la humanidad desde distintos ángulos, y casi nadie duda de su misterioso poder.

Fuente: https://www.guioteca.com/fenomenos-paranormales/los-secretos-del-numero-7-por-que-es-considerado-el-numero-mas-perfecto-y-simbolico-de-todos/

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